02 enero 2023

#MarianoMartínez - #BajoAragónAnimalista - Los cazadores modernos



Los cazadores modernos



Hace ya muchos años, cuando yo todavía era un niño, y siempre por las tardes, después de la escuela, iba a dar un paseo por el campo, acompañado de mis amigos, nos sorprendía el vuelo repentino de una bandada de perdices que, siempre sonaba como si fuese un fogonazo de aire entre el aleteo de decenas de alas con sus plumas rojizas, impregnadas de pequeñas machas grises y negras, al mismo tiempo que una ráfaga de luz solar en el poniente me cegaba levemente la visión de un horizonte otoñal.

Hoy en día, cuando me desplazo a aquel pueblo del sur donde nací, sigo saliendo de vez en cuando a pasear por el campo, pero lamentablemente ya no he vuelto a ver desde hace décadas ese mismo espectáculo de las perdices en sus vuelos repentinos. Pero lamentablemente ni en aquel pueblo de mi infancia, ni tampoco por estos otros páramos del Bajo Aragón donde suelo pasear de vez en cuando veo ya ni perdices, ni palomas torcaces, ni otro tipo de aves en la misma medida en la que volaban, canturreaban o construían sus nidos en primavera a cientos, como lo hicieron en un pasado no muy remoto, y no solo aquí, en estas tierras de la península ibérica, sino prácticamente en todo el entorno del hemisferio norte.

La cuestión es que esta desaparición de aves, y también de mucha más fauna en la naturaleza europea se debe a muchos factores que están ligados siempre a esa manía que tenemos los humanos de querer vivir donde, por nuestra conformación física, no deberíamos hacerlo. Por ese motivo, el solo hecho de construir nuestras casas o cultivar la tierra o domesticar animales contribuye al deterioro de un ecosistema, y lo peor de todo es que llevamos así, destruyendo ecosistemas, desde que acabó aquella etapa de la Historia humana que denominamos de “cazadores recolectores”. Con este nuevo cambio social (que no tuvo por qué, afectar a todas las sociedades humanas al mismo tiempo) los seres humanos ya apenas necesitaban desplazarse a cazar antílopes, corzos, o ciervos a las estepas, puesto que muchas de estas primeras sociedades ya habían encarcelado a otros animales de especies herbívoras como las actuales vacas, o cerdos, o aves como los pollos o las gallinas…

Este cambio de comportamiento humano del sedentarismo parecía permitir a muchos otros animales seguir habitando sus ecosistemas donde ya no debería de haber seguido interviniendo el ser humano; pero debido a que los humanos, en la mayor parte de todas las sociedades que fueron nómadas o cazadoras, aunque no lo necesitasen para comer, siguieron cazando en la misma media o más incluso que cuando se hicieron sedentarias, por lo que ya por aquellos primeros años en que empezaron a crecer las ciudades empezaron a desaparecer también grandes bandadas de muchas especies de aves, y también grandes manadas de herbívoros. Esto fue debido a que los cazadores humanos, que, sin estar dotados para serlo, puesto que carecemos de garras y de un físico lo suficientemente fuerte como el que tienen los leones o tigres para derribar a una pieza de herbívoro grande como un antílope, solían matar al día, por las armas que podían fabricar como lanzas y flechas…, y sin aprovechar ni siquiera su carne, como diez veces más de las que podía matar cualquier otro depredador carnívoro como el lobo.

El ser humano le quitó al lobo, y también al oso, y al lince sus territorios naturales de caza, y aún se los tiene vetados… Esto ocurre porque fuimos, y somos, seguimos siendo, seres destructivos de cualquier medio natural que habitamos, y todo es debido principalmente a que la Naturaleza nos tiene vedada nuestra evolución en otra parte que no sea nuestros ecosistemas africanos de donde procedemos. Por eso hemos desarrollado el sentido cognitivo que nos permite imaginar sistema de supervivencia que hemos hecho posibles de manera artificial. Desde que empezamos a habitar Europa gran parte de otras especies de animales empezaron a desaparecer, principalmente por nuestros sistemas de caza a gran escala, y porque nosotros les destruíamos y les seguimos destruyendo los ecosistemas donde habitan.

Teniendo en cuenta que a los humanos nos importa un carajo el medio natural que habitamos, puesto que lo venimos demostrando desde que somos especie cognitiva que construye tras destruir y así sucesivamente, que los cazadores modernos quieran seguir manteniendo en sus cabezas de monos nómadas que son los salvadores de los ecosistemas que ellos empezaron a destruir nada más dejaron las tierras de África, es lo que más me lleva suponer que nosotros como especie no tenemos derecho a habitar este planeta.

Los primeros cazadores fabricaban ya armas como flechas de madera y de piedras afiladas, o lanzas largas, o grandes hachas de puntas afiladas que, de la misma manera que cortaban árboles, segaban la cabeza de otros animales e incluso la de los propios humanos de las tribus enemigas. Los cazadores modernos no han cambiado mucho en su manera de actuar, solo que ahora cazan con rifles de precisión donde los que son parte de sus capturas no pueden escapar nunca al destino de morir, aunque con su muerte no se consiga alimentar a ningún miembro de las tribus modernas, sino solo el placer de matar, nada más que eso. De la misma manera hay otro tipo de cazadores modernos que se dedican a cazar a otros humanos en enfrentamientos bélicos –las tribus modernas de humanos se siguen enfrentando a muerte– donde las tácticas de caza desde lo alto de los edificios de las ciudades en guerra son las misma que las que emplean para cazar elefantes, o rinocerontes o leones en África otros cazadores que siguen disfrutando con la muerte.■

 


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