07 noviembre 2022

#JoséAntonioSola - Ayudas al funcionamiento




Ayudas al funcionamiento


Están anunciadas. Consisten en quitar dinero a algunos para dárselo a otros que lo emplearán mejor.

Si partimos del principio básico de que la economía es la ciencia que trata de la administración de los recursos escasos parece, en principio, que eso está bien.

El dinero es escaso y debe administrarse para el bien común.

Pero hay que argumentar a los que se les va a quitar para que no se enfaden.

Recordemos un argumento que aparece una y otra vez en los tratados de gestión de empresas.

¿Recuerdan a los tiempos de la navegación a vela? En esos tiempos los marinos se desesperaban si no soplaba el viento. Y se alegraban cuando soplaba. En ese caso maniobraban las velas para ir a su destino.

Pero se advertía que un viento solo lo pueden aprovechar los que saben a dónde van.

“Solo hay viento bueno para el que conoce su destino”

Para tener contentos a los pagadores les diremos que se le da dinero a los que pueden aprovecharlo, y saben cómo hacerlo.

Veamos, una empresa recibe dinero y solo puede tener dos fines: O tener más beneficios o mejorar su capacidad de competir bajando los precios de venta ya que tiene menos costes.

Tener más beneficios sin mas no parece oportuno, de alguna forma debería emplearse en mejorar la propia empresa, renovar las instalaciones para ser más eficiente, llevar a cabo acciones comerciales…

En fin que no parece oportuno utilizarlo para comprarse un hibrido enchufable de alta gama o un chalet en Peñíscola. (¿Dónde está la PAC?)

Es interesante la otra opción de mejorar el precio de venta .

De esta manera se será más competitivo y se salvarán los sobrecostes de estar en zona despoblada.

Pero para eso habrá que conocer los costes de los productos que vendemos, de esta manera sabremos cuanto será el efecto de las ayudas que nos dan. Y cuanto podemos bajar el precio de venta.

Saber los costes es equivalente de conocer el rumbo del marino. No saber los costes es navegar a ciegas. Sin rumbo.

¿Se puede resolver un problema complejo con método simple?

Es lo que intentaba la antigua selección española de futbol con el sistema “patadón p’arriba”. Si un jugador se veía acosado con el balón en su campo tiraba lo más lejos posible el balón al campo contrario con lo que obtenía la dudosa ventaja de la distancia pero el balón quedaba en poder del contrario.

Chutar lejos sin mirar no es la solución, es un método simple con el que no se resuelve un problema complejo. Tampoco con una rebaja en costes para todos.

Después se fueron dando cuenta y el problema complejo de los adversarios atacando lo resolvieron con la posesión del balón, caso por caso, trabajando cada centro en detalle, sin perder de vista el problema… y contratando expertos en eso, especialistas…

¿Qué se consigue dando un descuento de los costes a todas las empresas por igual, lo necesiten o no? Una solución simple, para no tener que pensar, ni analizar, ni evaluar caso por caso, ni opinar.

¿Cuál es el problema de la despoblación?

Veamos. El primero la distancia y las comunicaciones. El producto sale más caro de repartir, las materias primas más costosas de traer. Veamos ese coste en detalle, al que lo tenga y lo compensamos.

Veamos. La distancia a los talleres de mantenimiento hace que las empresas deban tener un exceso de repuestos para no esperar en caso de una avería. Veamos ese coste, al que lo tenga, caso por caso y lo compensamos. Además favorecemos a las empresas de mantenimiento para que se instalen en la provincia. (IAE comercial no excluido) Solución concreta a un problema concreto.

Veamos. A las empresas les cuesta obtener técnicos que quieran venir aquí a trabajar. Deben primar eso y es un sobrecoste. Solucionemos ese sobrecoste compensando los incentivos. (También los estudios de los hijos)

Las inversiones en la provincia tardan más en amortizarse por los problemas vistos. Pongamos la libertad de amortización fiscal en marcha.

Las subvenciones de capital deben tributar y no se corresponden por eso con la ayuda necesaria. Una exención es la solución.

Las subvenciones tienen unos tiempos de solicitud a medida de la administración, que convoca cuando quiere, dejemos ayudas abiertas con presupuesto suficiente todo el ejercicio. Previsibles y bien dotadas. (¿Dónde están los fondos Leader?)

La deducción fiscal del coste de desplazamiento es una barrera fiscal agravada en poblaciones dispersas. En una ciudad grande se deduce el gasto de desplazamiento público fácil de demostrar. Aquí no con el coche privado. Hay que solucionar eso con una excepción.

Las nuevas normas laborales para maquillar los empleos fijos no se corresponden con las necesidades estacionales de los pequeños negocios en una provincia despoblada. ¡Qué más quisiera el empresario que hacer todos fijos todo el año! Una excepción razonada es la solución. Menos propaganda y más realismo.

El cuestionario para repartir ese dinero debe dejar contento al pagador (somos todos) de que se va a emplear bien.

El cuestionario sugerido debe ser:

¿De qué forma va usted a emplear las ayudas al funcionamiento?

La respuesta debe ser un análisis de la viabilidad del negocio. (Es importante para no ver como se subvenciona a empresas con alto riesgo de discontinuidad).

¿Conoce usted los costes del producto o servicio que vende?

Aquí es oportuno un estudio de costes. (También será oportuno un funcionario contable que lo analice bien).

¿Cumple usted la normativa vigente, fiscal, mercantil, medioambiental?

La respuesta oportuna será la justificación de eso. Para precisar más se le puede preguntar dónde vertió su último residuo.

Y, al final, al pagador (somos todos) se le tendrá satisfecho de pagar si considera que va a servir para algo, para administrar los recursos escasos de la economía.

¿Qué sabemos de estas cosas? La economía es un teatro con muchos actores.

Recuerdo un plan para dar dinero a los jóvenes para pagar el alquiler. Los caseros quisieron su parte.

Es posible que los sindicatos quieran su parte, también los arrendadores, los proveedores y otros le digan al empresario que comparta el beneficio. Es lo normal. ¿Te lo vas a llevar todo tú? Será una frase habitual…

Alguna empresa interesada vendrá, y competirá con las locales. Es lógico que se arrimen al buen árbol…

¿Y la vigilancia? Estamos preparados para vigilar que eso no se convierta en un abuso de empresas de aquí pero que no son de aquí… como esos deportistas que van a un paraíso fiscal pero que no van…

Estamos hablando de dinero… que es siempre solo una parte del problema.


NOTA 1

Creo que estamos todos de acuerdo en que el dinero público se administra con un cierto grado de imprecisión. Y nos conformamos. Es algo así como llenar de agua un canasto. Algo se pierde. Contribuyen a eso las subvenciones demasiado objetivas. Esas que solo piden unos datos (localización) o presupuestos sin tener en cuenta la inviabilidad. El que las gestiona está más tranquilo ya que no hay subjetividad potencialmente conflictiva. Pero no está bien.

NOTA 2

¿Qué diferencia hay entre una provincia y los municipios limítrofes? ¿Es una provincia una referencia económica? O es el simple lugar de actuación de una administración. Nada más. No es un hecho económico objetivo relevante.

NOTA 3

El tiempo lo dirá pero la gestación de esto, las formas y los tiempos, induce a pensar en una probabilidad de ineficacia. El tiempo lo dirá…■

José Antonio Sola
Economista
jsola@reaf.es

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