14 noviembre 2025

#JoaquínEgea - El último tren



Antigua estación de tren de Alcañiz en 1928 (arriba) y el 2015 (abajo)
Catálogo Cultural del Bajo Aragón.


JOAQUÍN EGEA - noviembre 2025
CYC 131 | TRIBUNA | FERROCARRIL | MEDIOS DE COMUNICACIÓN

El último tren


Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla y un huerto claro donde madura el limonero. En los primeros versos de su poema “Retrato” Antonio Machado, pone en valor la calma de su entorno para entenderse a sí mismo. Nos muestra una verdad fundamental que trasciende la literatura: muchos de nuestros valores como adultos no son sino la germinación de las semillas de inquietud sembradas en la niñez.


Me crié en Calamocha a los pies de su estación de ferrocarril viendo pasar los trenes dirección Zaragoza y Valencia. Entre mis recuerdos, aquellos viajes organizados por el AMPA del colegio Ricardo Mallén que fletó trenes para excursiones con destino a los Mallos de Riglos y Oropesa; o aquel en el “Sol Estrella de Levante” que unía Bilbao e Irún con Valencia y Alicante en 15 horas y que nos permitió acudir, en una ocasión, a la cita anual de mayo con nuestras raíces alicantinas.

Durante mi periodo universitario en Teruel el tren siempre fue la primera opción al planear un viaje. Se trataba de un medio de transporte seguro, puntual, barato y confiable la mayoría de las veces. Nostalgia de aquella España de añejas líneas de ferrocarril que vertebraban el país a una velocidad muy distinta a la actual, cuando lo importante era unir territorios y no la velocidad máxima a la que se hacía.

Como alcañizano ausente durante casi dos décadas me acostumbre a visitar una ciudad sin ferrocarril, ajeno a lo que sucedió en 1973. Es desde mi establecimiento definitivo en 2003 cuando empiezo a interesarme por los motivos de este hecho y sobre todo por la posibilidad de revertir aquella injusta decisión.

Quedaba, olvidada y abandonada, la antigua estación como vetusto testimonio de lo que significó, durante décadas, Alcañiz como nodo ferroviario clave gracias a la línea Val de Zafán. Fue inaugurada en 1895, tres años antes de la llegada del tren a Teruel, concebida para conectar Zaragoza con el puerto de Sant Carles de la Rápita, facilitando el transporte de mercancías y personas, consolidando a Alcañiz como eje económico y social del norte de Teruel.

La historia del ferrocarril en nuestra ciudad es también la historia de sus crisis ligadas a la coyuntura internacional. El plan Guadalhorce de 1926 ya dibujaba una línea de ferrocarril desde Baeza hasta Sant Girons pasando por Utiel, Teruel y Alcañiz. Los vestigios de esta línea, que nunca llegó a funcionar, los vemos en la sucesión de estaciones en ruinas que podemos seguir a lo largo de la Carretera Nacional N-211. El crack del 29 afectó mucho al plan diseñado por el conde de Guadalhorce que en 1931 sería derogado por la República. A pesar de que tras la Guerra Civil se retomaron los trabajos en algunos tramos un informe del Banco Mundial en 1962 recomendaba abandonar la construcción de nuevas líneas de ferrocarril dando carpetazo definitivo al tramo Teruel-Alcañiz. Algo parecido debió ocurrir en 1973. En 1972 el hundimiento parcial del túnel n.º 28, entre las estaciones de Pinell de Bray y Prat de Comte, interrumpió definitivamente el tráfico ferroviario. En 1973 la crisis económica sumada al poco tráfico ferroviario justificaron la no inversión en mantenimiento de la línea, decretando el Gobierno en 1978 el desmantelamiento definitivo de la misma.

La supresión del tren en Alcañiz, sin alternativa equivalente, supuso una ruptura con los principios básicos de vertebración territorial que devino en una desventaja estructural en términos de movilidad, desarrollo y cohesión territorial.

Alcañiz se encuentra en el centro de una estrella de 5 puntas formada por los aeropuertos de Zaragoza, Reus, Lérida, Castellón y Teruel a poco menos de dos horas de distancia; sin olvidar además de que tiene tres estaciones de AVE: Zaragoza, Tarragona y Lérida a parecida distancia. Esta privilegiada situación geográfica contrasta, sin embargo, con la falta de infraestructuras básicas de transporte (incluida la A68) de las que se ha dotado a la capital del Bajo Aragón Histórico para su desarrollo y el de su área de influencia.

La reintegración de Alcañiz en la red ferroviaria aragonesa es una inversión estratégica que ha sido buscada por varias personas durante décadas. La última gran oportunidad se presentó con el estudio de viabilidad de INECO en 2003, que, en el contexto de la Expo 2008, ya justificó la reconexión de Alcañiz con Zaragoza (vía Samper de Calanda) gracias a los beneficios estratégicos y a la demanda potencial significativa de pasajeros y mercancías, resaltando además el bajo coste de la rehabilitación por el buen estado de la antigua plataforma. Hoy, los avances tecnológicos y las inversiones de Adif en el corredor Zaragoza-Barcelona refuerzan la viabilidad de esta conexión, fomentando la equidad territorial. La vuelta del tren generaría un impacto positivo e inmediato en el Bajo Aragón, abarcando desde la movilidad diaria —que mejoraría drásticamente para miles de personas, ofreciendo un transporte rápido y sostenible— hasta el desarrollo económico. Colocaría al hospital de Alcañiz en una situación privilegiada permitiendo limitar el uso del coche particular por parte de los facultativos. Además consolidaría a TechnoPark como auténtica sede de la Universidad de Zaragoza, facilitando los desplazamientos de estudiantes e investigadores. También se verían muy beneficiados los estudiantes universitarios bajoaragoneses que se desplazan a Zaragoza, generando un significativo ahorro familiar al evitar los costes de alojamiento.

Por su relevancia, esta mejora en la conectividad permitiría a Alcañiz dejar de ser un punto lejano para convertirse en un eslabón fundamental en una futura área metropolitana de Zaragoza, vertebrada por una red de cercanías regional. Recuperar el tren es un reconocimiento al papel estratégico de la ciudad como cabecera comarcal y nodo comercial; la disposición de una central de carga ferroviaria sería un activo crucial para las empresas de la zona, permitiéndoles ligar su producción a un transporte más limpio y eficiente en línea con la estrategia contra el cambio climático del Gobierno y las políticas europeas al respecto, que permitiría el acceso de financiación de las instituciones comunitarias.

En definitiva, la recuperación del tren es una pieza clave para la vertebración territorial de Aragón. Impulsando la mejora de la calidad de vida y dinamizando la economía local con una logística acorde a la sostenibilidad del siglo XXI.

Sobre todo lo anterior, el pasado 6 de octubre se debatió en el pleno del Ayuntamiento de Alcañiz. Un debate sosegado que se merecía la ciudadanía de Alcañiz y que prestigia a la institución. El debate del pleno municipal sirvió también para reconocer el trabajo de todos aquellos que desde hace décadas trabajan, a veces de manera callada, con el objetivo de que el tren vuelva a tener parada en Alcañiz.

Es el momento de dejar de lamentarnos por lo sucedido en el pasado y trabajar para rectificarlo. Para conseguir que lo que hoy sólo está en papel llegue a ser una realidad. Las futuras generaciones y la propia ciudad de Alcañiz se juegan mucho en esto, esperemos estar a la altura de las circunstancias.■

Joaquín Egea   
Concejal Ayto. Alcañiz


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