José Miguel Celma
Concejal Torrecilla de Alcañiz. Portavoz PP Comarca del Bajo Aragón
Una vez más, y ya son muchas veces en mi calendario vital, comenzamos el mes de octubre. Es el inicio del curso escolar para muchos, la vuelta a la actividad para otros tantos tras las semanas de vacaciones o también el reinicio de la actividad política. El verano suele ser un periodo en el que se reduce mucho el ruido de los diferentes partidos políticos, pero en este 2022 hemos vivido una excepción.
El año al que todavía estamos arrancando las últimas hojas del calendario pasará a la historia y no solo por el fallecimiento de la monarca que más tiempo ha permanecido en el trono. Lo será también por el alza hasta los cielos del precio de la energía y de la cesta de la compra, con los consabidos efectos que está teniendo en todas las familias españolas, especialmente las que poseen rentas más bajas. Y el pasado mes de septiembre de 2022 también destacó una vez más por ser el momento escogido para la celebración del Campeonato del Mundo de MotoGP en Motorland. En todos los lugares hay citas únicas.
Hace ya muchos años, cuando empezaba con esta interesante costumbre de escribir sobre mis reflexiones personales y acerca de los asuntos de actualidad, remití una carta al director de un medio de comunicación en la que hacía alusión a la “cuesta de enero” y al “repecho de octubre”. Siguiendo con el símil ciclista, hemos pasado de ascender una cota de tercera o segunda categoría, a hacerlo a un puerto de categoría especial. Y tenemos que ser conscientes de ello.
Son muchas las preocupaciones que me embargan en este momento de mi vida. Será la experiencia y todos los años vividos. Me inquieta que haya pueblos que pudiendo tener escuela no dispongan de ella por la simple decisión de su alcalde, a pesar de haber aumentado el número de niños. Me asusta que, en plena era digital, se tengan que llevar mochilas de tantos kilogramos de peso a los colegios, como si fueran miembros de élite del ejército y obviando que el resto del día la gran mayoría de chavales están con una tablet en la mano. Me enfadan las decisiones del tele-alcalde, que no piensa en ningún momento en las opiniones del resto de formaciones políticas, que son el sentir de la ciudadanía. Me indigna el poco apoyo que muestra el presidente del Gobierno de Aragón hacia un proyecto estratégico como Motorland, que debe conocer muy bien por fotografía pero poco en persona. Me atemoriza que en un año en el que hemos vivido inclemencias meteorológicas muy complicadas, los agricultores no sientan el apoyo de las administraciones para poder continuar con su actividad, que se ha demostrado fundamental para la sociedad.
Les aseguro que hay todavía muchas más cuestiones que me preocupan y ocupan, pero mi intención no es ser el único que monopolice todas estas reflexiones en la revista. Simplemente pongo encima de la mesa que podríamos estar mucho mejor de lo que nos encontramos y eso puede cambiar si verdaderamente hay implicación por parte de todas las administraciones públicas. Ojalá sea el curso que podamos verlo, aunque muchas veces las esperanzas comienzan a perderse.■
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