12 septiembre 2022

#ACCATTONE - Cinco lobitos



Cinco lobitos


De un tiempo a esta parte las jóvenes directoras de cine en nuestro país se han convertido en la punta de lanza y en la referencia principal con la que el cine español puede mostrar orgulloso a todo el mundo su buen hacer tras las cámaras. El despegue fue primero a nivel nacional con la película Verano 1993, dirigida por Carla Simón. Después llegó Pilar Palomero con Las niñas, hasta que este mismo año, y de nuevo Carla Simón, ha conquistado al público y a la crítica del Festival de cine de Cannes con la notable Alcarrás.

Pero la cosa no se queda ahí, a esta lista de prometedoras directoras hay que añadir sin duda un nuevo nombre, el de Alauda Ruiz de Azúa, que me ha sorprendido gratamente con su debut cinematográfico Cinco lobitos. Ya lo dice el refrán, «Madre no hay más que una…», y en eso se convierte la película, en todo un homenaje a la madre y a la maternidad. Pero este no es el típico acto en el que todo el mundo echa flores al homenajeado. Si por algo destaca Cinco lobitos es por su veracidad, la película desprende autenticidad y no se queda en medias tintas para mostrar la verdadera realidad de la situación que viven las parejas jóvenes que acaban de ser padres por primera vez.

Aparte del gran guion escrito por la propia directora, cabe destacar el fenomenal duelo interpretativo mantenido durante la película por Laia Costa y la veterana Susi Sánchez. Esta última interpreta un papel que nos recuerda bastante al que hizo para la película La enfermedad del domingo, la cual recomendamos desde estas mismas páginas hace algunos números. También aparecen, pero en roles más secundarios (curiosamente como el que tienen en sus respectivas relaciones), Ramón Barea y Mikel Bustamante como abuelo y padre respectivamente. Otro gran acierto de una película con una carga tan emotiva es no caer en el sentimentalismo fácil. La directora se muestra sobria y comedida en ese aspecto, dejando que en los momentos más emotivos los silencios y las miradas sean los protagonistas.

En Cinco lobitos podremos presenciar las diferentes maneras de enfocar la maternidad de dos mujeres de la misma sangre, pero de distintas generaciones, y en menor medida el escaso compromiso paternal de los dos protagonistas masculinos, que por desgracia no parece haber cambiado mucho con el tiempo. La película también nos presenta ese vínculo especial que sin duda existe entre una madre y una hija, esos lazos invisibles casi telepáticos en los que la complicidad aparece a pesar de la poca comunicación que hubo entre ambas en el pasado. Como el mes anterior en el que comentamos la película 80 egunean, vuelve a aparecer el reservado carácter de los vascos, a los que tanto nos cuesta expresar nuestras emociones, sobre todo en relación a las personas más queridas. Y es que mucha parte de la película se desarrolla en el País Vasco, lugar donde nació y pasó su infancia la protagonista. Concretamente, se rodó en los parajes de Mundaka (famosa en el mundo de los surfistas por su ola izquierda) y Bakio, ambos en la provincia de Bizkaia, bonitos paisajes llenos de luz que iluminan esta a veces amarga película.

Aunque la directora se encarga en el guion de rebajar la elevada carga dramática de la película con algunos toques de humor (en ocasiones negro), es difícil mantener la compostura durante el metraje de la misma, así que te recomiendo que tengas a mano un paquete de pañuelos de papel, porque Cinco lobitos te va a llegar muy adentro y va a hacer aflorar tus sentimientos (hacía tiempo que no veía tanta gente llorando en un cine). Pero no sólo eso, quizá lo más importante es que la película te haga replantear tu relación con tu madre o con tu hija. Y quizás, cuando acabes de verla también te demuestre que a veces eres feliz y no lo sabes…

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