Trucha en un río. |
Centro armonioso, problema no resuelto
Estaba yo el otro día en el rio pescando truchas plantado en el centro de la corriente lanzando armoniosamente el señuelo aguas arriba, ni muy lejos ni muy cerca.
Si lanzo lejos la corriente arrastra el señuelo de forma inconveniente, si lanzo cerca me ven las truchas y las espanto.
Podría decirse por mis acciones que era un pescador de centro, por estar en medio del rio, y moderado, por la distancia elegida.
De esta manera mis movimientos eran armoniosos, de experto.
Me miraban de lejos unos paseantes que estaban indecisos de bajar hasta el rio, por la maleza de las orillas.
Aunque lejos les podía oír. “Mira que buen pescador, debe ser un experto por la armonía de sus movimientos.”
Ellos no sabían que el centro del río no era precisamente el lugar más conveniente para encontrar y pescar truchas.
No puedo negar que estaba contento, seguramente en su regreso al pueblo después del paseo hablarían elogios de mí, de lo bien que lo hacía. Eso era halagador.
Por lo que continué con mis lanzados del señuelo, precisos, centrados y armoniosos.
En un momento tuve la tentación de lanzar hacia las orillas, izquierda o derecha, que era donde se escondían las truchas bajo la enramada, o los diversos entramados.
Pero me contuve, la probabilidad de pescar una trucha era baja, y la probabilidad de enredar el sedal muy alta. ¿Qué dirían en el pueblo de mi si en vez de verme lanzando armoniosamente me veían dando saltos para recuperar el señuelo enganchado en una rama? Me contuve, estaba mejor en mi posición inicial de centro moderado.
Después se fueron y pienso que mi buena fama de pescador de centro moderado ya se comenta en el pueblo. Una mayoría me alaba.
Aunque me fastidia depender tanto de los indecisos, por otra parte desconocedores de la pesca, ya que se quedan en las apariencias.
No estoy muy bien conmigo mismo, sí, claro, he pescado algunas truchas despistadas que pasaban por el centro del río pero he dejado las grandes escondidas bajo la enramada de las orillas, a la izquierda y a la derecha. Y en estos entramados crecen algunas tan grandes que ya no comen insectos, se vuelven caníbales, comen los alevines de trucha y ponen en peligro la supervivencia de la especie. Y el equilibrio del río.
Por otra parte las normas no ayudan. Este río, como muchos, es de “captura y suelta”.
Lo máximo que le pasa a una trucha grande caníbal es el mal rato de estar enganchada en el anzuelo, eso si no rompe el sedal y el asunto queda archivado en la memoria del pescador como un fracaso más del procedimiento de captura.
Y aunque tenga éxito después de la foto la trucha vuelve al rio, a seguir con lo suyo.
En la competencia entre pescadores y truchas muchas tienen las cicatrices de algún anzuelo pero siguen allí, cada vez más difíciles de pescar. Es el castigo de la competencia, pero lo llevan bien.
La pena es que con estas prácticas en el río cada vez quedan menos truchas medianas.
Y los entramados son cada vez más espesos e impenetrables.
Si consiguiera apoyos suficientes podría cambiar la leyes, como hacen en otros sitios y hacer que el río fuera de “pesca extractiva” para las truchas muy grandes que por su tamaño compiten en gran ventaja con las medianas. Pero no sé si lo conseguiría ya que hay una idea proteccionista que las cuida.
¡Mejor no complicarse la vida y seguir en el centro moderado!
NOTA 1
Decía Fray Luis de León: “Dichoso el que de pleitos alejado, cual los del tiempo antiguo, labra sus heredades no obligado al logrero enemigo”
Pero el bueno de Fray Luis no conocía la P.A.C., no conocía el aumento del precio de los combustibles, ni el aumento de los abonos, ni el del pienso, ni la contribución.
Tampoco trataba con empresas (muchas) sancionadas (a veces) por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, que pactan precios para eliminar a los pequeños.
Ni la limitación a la baja de precios de compra de Grandes Superficies, intermediarios, grandes cooperativas, cargadores de transporte…
En fin Fray Luis pregonaba, al parecer, ser dichoso en un aislamiento imposible hoy en día.
NOTA 2
El precio. En nuestra sociedad protegemos muchos aspectos de la vida. Pero el precio (el abuso en su formación) del que dependen tantos está desprotegido.
(También el cobro de las deudas).
Un precio compensador es la esperanza de los emprendedores. La última de la CNMC dice que desde hace 15 años ciertas muy grandes empresas alteraban concursos públicos. (15 años son muchos para perjudicar a otros, y para también darse cuenta).
De los perjudicados por las malas prácticas no queda más que el mal recuerdo.
El que se aleja de incómodos pleitos, al parecer, es el sistema que nos hemos dado, moderado, centrado e ineficaz en algo tan importante.
En fin, el ambiente ideal para que las grandes truchas caníbales engorden.■
José Antonio Sola
Economistajsola@reaf.es
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