01 julio 2022

#BlancaGrimal - Todas la vidas son dignas de ser vividas

Blanca Grimal Monzón
Responsable de la Secretaría de Feminismos y Derechos LGTBI en Podemos Aragón


Todas la vidas son dignas de ser vividas


Se llama Lucia, le gustaría ser abogada y sueña con una vida independiente. ¿Y por qué no? Si algún día llega no descarta ser madre, pero por el momento no lo tiene muy claro.

Se llama Pedro, le vuelve loco el deporte y su mayor ilusión sería jugar al fútbol en un equipo de Primera División. Ahora no, pero más adelante le encantaría tener una pareja, formar una familia y ser padre.

Ella es Lucia, él es Pedro, pero se podrían llamar perfectamente Juan, Luisa, Fernando, Noa, Yaiza… Son nombres de hombres y mujeres con sueños y proyectos de futuro como cualquier persona, pero no lo tienen tan fácil, porque Lucia tiene un carnet de identidad donde dice que se llama Lucas y se le niega su nombre y su identidad de género.

Lucía, ese precioso nombre que tanto le costó a ella decirle a su familia, defender en las calles de su barrio, ante los ojos de su vecindad… Con mucho orgullo y, a veces, con muchas lágrimas y moratones. Ese nombre que en el instituto le supuso vejaciones, insultos, desprecios y fue la risa de sus compañeros y compañeras con la complicidad de algún docente y que le forzó a abandonar su formación académica y sus sueños de ser abogada porque se vio sumida en una gran depresión ante una incomprensión que le impedía desarrollar su vida con normalidad.

O por qué Pedro no podrá compartir con libertad el nombre de la persona a quien ama, sin ser juzgado ante la dificultad y los peligros que esta sociedad le ofrece simplemente por amar a quien quiere amar. Igual opta por llevar una doble vida negándose a él mismo quién es y no visibilizar su orientación sexual porque recuerda que en el colegio le hacían sentir como si fuera un monstruo, se burlaban y se reían. Siente miedo de decírselo a su familia por temor a la decepción o en el peor de los casos al rechazo, pero también teme la reacción en su club de fútbol porque lo percibe como un espacio poco seguro. ¿Qué “maricón” ha llegado a ser un as del balón?

La LGTBIfobia no es un relato del pasado y, desgraciadamente, el discurso de odio hacia el colectivo va en aumento en la sociedad. No debemos olvidar que tras esos nombres hay personas que sufren dolor y soledad a causa de la invisibilidad, la incomprensión, la humillación y la violencia.

Es cierto que en las últimas décadas hemos visto un progreso significativo en avances hacia la igualdad de derechos de las personas LGTBI en Europa. Sin embargo, en estos últimos años ha habido un marcado aumento de delitos de odio originados en gran parte por la parálisis legislativa y por la interrupción de la ultraderecha en las instituciones, normalizando los discursos de odio que avalan la LGTBIfobia que buscan sofocar las identidades y realidades de todas aquellas personas que desafían las construcciones sociales heteronormativas y cis que perpetúan las desigualdades y las violencias de género en nuestra sociedad y que afectan, no sólo a las personas LGTBI, sino también a las mujeres.

Según informes del Ministerio del Interior, en 2021, los delitos por orientación sexual o identidad de género fueron la segunda causa de delitos de odio en España y la que más crece. Los incidentes denunciados el año pasado fueron 477 frente a los 277 del 2020. En resumen, uno de cada cuatro delitos de odio en España son contra el colectivo LGTBI.

Gracias al trabajo de Unidas Podemos tendremos una ley Trans y LGTBI Estatal que prevenga y elimine la discriminación que sufren, y que, a su vez, garantice la reparación, pero también la igualdad real y efectiva de sus derechos, tal y como recoge el artículo 9.2 de la Constitución, porque todas, todos y todes tenemos el derecho de vivir vidas dignas de ser vividas.■

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