03 febrero 2022

#JoséAntonioSola - Febrero incierto



Febrero incierto


¿Qué hacer en febrero? ¿Cuál es la línea a seguir?

Después de mucho pensar hay que adoptar la filosofía del gato.

El gato, mejor el gato callejero, ese que vemos tomando el sol los días quietos del invierno en Teruel. Representa mejor a la provincia que el toro. Le ha pasado como lo que le pasó a Colón con Américo Vespucio, que le robaron el nombre. Esta provincia, aunque solo sea por el número de ejemplares debería llamarse Gatolandia.

¿Y cuál es la filosofía del gato?

Es sencilla: No hacer nada. Pero, ojo, estar siempre dispuesto a hacer con eficacia “lo que haga falta”. Mantener las capacidades de salto, de velocidad, de eficacia y ponerlas en marcha en un instante. Para eso hay que tener las cosas a hacer pensadas antes.

El gato es un experto en equilibrio. Desde siempre.

El equilibrio es la condición previa para pasar a la acción y aprovechar las oportunidades.

Lo cual nos lleva a que no hacer nada no es la definición más precisa, el gato, cuando aparenta no hacer nada está equilibrándose. Pero en reposo el equilibrio no se puede ver. Sencillamente porque no es necesario. Solo se aprecia cuando es necesario. Y se mira con atención.

El balance del gato, que no es otra cosa que el equilibrio, le hará caer de pie en circunstancias que ahora no conoce.

Esas circunstancias son muchas ahora, por ejemplo; la incertidumbre del reparto de fondos “Next Generatión”, si podremos mantener el empleo después de la retirada de estímulos, la eficacia económica del movimiento de la España vacía, el despliegue agresivo de renovables en zonas turísticas, el maldito binomio cercano carne/purines, las sanciones por mantener contratos temporales…, la duda en si se debe repercutir ahora la inflación en el precio de venta, en fin, la certeza de la duración persistente de lo incierto…

Muchas tapias que saltar, muchos tejados a los que subir.

Y cuando se clarifique algo todo esto y pasemos a la acción veremos el balance, del que nos habíamos olvidado (lo hacen entre el contable y el gestor) y recibiremos la noticia.

Del banco: Con este balance el analista no nos permite renovar el crédito.

Del funcionario: Con este balance no se le conceden subvenciones, no puntúa en la concurrencia competitiva. (O excluye sin mas).

Del proveedor: En la central han visto tus cuentas y no te dan crédito.

De otros socios, o de sus cónyuges, (o de sus cuñados): ¿Cómo puedes llevar estas cuentas al Registro Mercantil?

Recapitulemos: Cuando el gato parece no hacer nada, hasta que llegue la ocasión, está equilibrándose. Cuidándose de tener un balance equilibrado.

Esto no es solo cuestión de empresas, una persona física también tiene un balance. ¿Cómo he podido llegar a estar tan endeudado? ¿Cómo es posible que a mi edad no tengo ahorros que me aseguren tranquilidad en los cambios de ciclo?

Nosotros, los de Teruel, podemos hacer lo mismo. Lo del gato. Pensar aparentando no hacerlo.

El gato es así porque tiene claro desde siempre que la salvación es individual. Hemos perdido mucho tiempo esperando una salvación colectiva.

Por otra parte la sociedad, lo social, es más fuerte si cuenta entre sus integrantes con miembros fuertes.

La gestión de la vida económica primando la fortaleza es un arte.

Tenemos algunos recursos legales cuando estamos mal; normas legales de segunda oportunidad, normas concursales; también podemos planificar, iniciar negociaciones con acreedores, establecer una contabilidad de costes y mantener una firme disciplina presupuestaria…

Pero para ello puede ser que necesitemos asesoramiento. Del bueno, claro.

En fin, una parte de nuestro futuro aún está en nuestra mano.



NOTA

¿A qué viene esto del gato? ¿Es algo serio eso de buscar la fortaleza ahora? ¿Sirve para algo tener una buen balance contable producto de una buena gestión?

Bueno; la Unión Europea, esa madrastra que a veces no queremos pero sin la cual no podemos vivir, ha publicado algo como esto:

“There are arguments for maintaining support for longer for firms that were viable before the crisis but belong to sectors that are affected more severely and persistently by the pandemic…”

Que viene a decir que Europa, la gran difusora de la democracia ateniense adopta métodos, atribuidos a su gran competidora Esparta, de la que dice Plutarco en sus Vidas Paralelas que abandonaban a su suerte al nacido que venía con defectos…

Si no se lo cree mire las condiciones publicadas recientemente por las que se daba ayudas públicas por efectos del Covid. Condición para recibirlas:

b) No haber declarado, por el ejercicio 2019, en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas un resultado neto negativo por las actividades económicas en las que hubiera aplicado el método de estimación directa o, en su caso, una base imponible negativa en el Impuesto sobre Sociedades o el Impuesto de la Renta de no Residentes, antes de la aplicación de la reserva de capitalización y compensación de bases imponibles negativas.

No se preguntaban por el motivo del resultado negativo, que bien pudiera ser justificado y circunstancial. (También podemos preguntarnos si las cuentas estaban hechas por alguien que supiera hacerlas).

En estas zonas perjudicadas por políticas facilitadoras de la despoblación y ahora por los efectos de la transformación energética, donde buscamos la viabilidad con nuestro esfuerzo pero esperamos alguna ayuda reequilibradora, suena alarmante eso de que mantendrán soporte a los que “fueran viables antes” y esto se interprete sin profundizar en la realidad de la empresa y tomando sólo en consideración las pérdidas contables de un ejercicio, sin tener en cuenta su ubicación en una zona desfavorecida en espera histórica de un trato justo.■

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