José Antonio Sola. Economista |
Habrán pasado muchas cosas cuando se lea.
Pero este escrito es intemporal. En estos momentos nos estamos apoyando en lo cercano, en la tienda de barrio, en la farmacia cercana…
En la empresa los proveedores, algunos con su riesgo continúan suministrando lo necesario. Y algunos clientes, casi todos, pagan los vencimientos de las facturas.
Pero surge una idea maligna. Algunos predican “Yo no pago nada, bloqueo la cuenta” Y esta idea hay que pararla en seco, si dejas de pagar, si rompes la cadena privada de compromisos haces daño, no es ético, paga tus compromisos y después si es necesario solicita la financiación adicional anunciada.
Un ejemplo lo refuerza, si no pagas es lo mismo que si un náufrago se apoya en otro para salvarse en lugar de esperar los dos el salvavidas.
Son momentos difíciles, algunos tienen claro, aparte del riesgo de salud, que no podrán pagar las facturas a fin de mes.
Comenzamos a preparar los ERTES en la incertidumbre. Los sistemas públicos de comunicación se bloquean. Nuestro objetivo está claro. Hay que hacerlo deprisa para que, por lo menos, se cobre el paro a fin de mes.
En la improvisación pública se emite por la DGA este texto:
“POR LO QUE SE RUEGA NO COLAPSAR A LA ADMINISTRACION CON SOLICITUDES SIN ELABORAR CORRECTAMENTE”
Así, en mayúsculas, gritando. Con los teléfonos de consulta sin respuesta. Con dudas de interpretación de la norma de los ERTES por fuerza mayor. En una situación nueva nos hablan de “NO COLAPSAR” y nos dicen que hay que hacerlo “CORRECTAMENTE”.
¿Ejercer un derecho es colapsar?
Esperamos con paciencia. ¡Qué remedio!
Suena el teléfono. ¿Y esos préstamos avalados por el Estado? ¿Y el ICO?
Y la realidad viene de frente, ¿es lo mejor, o no, pedir un préstamo para resistir en una época de ventas nulas con incertidumbre de cuándo volverá la actividad? ¿No lo pido y cierro?
La contabilidad, la gran olvidada, merece entonces nuestra atención. Hay que cuantificar los gastos mínimos necesarios. Debemos conocer el nivel de ventas que permitirá, en su caso, con las condiciones que se den, devolver los préstamos.
Más paciencia…más dudas…
El teléfono vuelve a sonar ¿Abro el negocio con riesgo o cierro del todo?
Pocas, o ninguna vez, habíamos visto en la balanza la salud y la economía tan dependientes.
Y al final nos queda aprender y apreciar aquello, y aquellos, que en el peor momento no nos han fallado.
Cuando se lea esto sabremos más.■
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