En algún momento, llegué a pensar, que no volvería a pasar estos días cómo los había vivido desde mi infancia, es curioso que tienen un tirón y una sensación de apego al pueblo, mucho mayor que las fiestas patronales y que hay gente que disfruta sus únicos tres días al año de vuelta a sus orígenes, renovando ese compromiso fielmente e inculcándolo en el seno de su familia para que perdure. Se da una vinculación ancestral difícil de explicar y que este año alcanzó cotas históricas, en cuanto a participación e intensidad de la vivencia.
Todo comenzó a pintar bien, con las primeras medidas de apertura frente a las restricciones y los grupos tamborileros, romanos y asociaciones vinculadas, recuperaron de manera natural su vida prepandemia e iniciaron sus ensayos y preparativos, si cabe con más ahínco, cuando todos podíamos esperar que este año fuera de transición diezmado por el mal recuerdo reciente.Paralelamente, vivimos fines de semana de puesta a punto de casas, muchas de las cuales llevaban mas de mil días cerradas, había una ilusión para que todo siguiera el guión que nos legaron nuestros abuelos, que todo saliera perfecto y cada cual, no faltara a su cita con las mismas costumbres que quedaron aparcadas en 2019. El preludio de la Semana Santa, en las Jornadas Nacionales de Alcorisa y las de Convivencia de la Ruta del Tambor y Bombo en Alcañiz, apuntaba al éxito, vista la manera en que se venció en esos eventos a la nefasta climatología.
Y llegó el momento de la mayor expresión de trabajo colectivo impecable que se da en nuestros pueblos bajoaragoneses y que se basa en la libertad y el respecto. Cada cual desde su personalidad e individualidad, puede tomar sorbos en mayor o menor medida de tradición, pasión, percusión, cultura, creencia, familia, amigos, recuerdos, diversión, compromiso y de muchas mas cosas. Todo ello constituye la esencia de una manifestación popular que nos reconforta como sociedad rural, pero este 2022 nos ha devuelto a la vida, ha reseteado nuestra tensiones acumuladas y hemos vivido momentos de un regodeo extraordinario en cada rincón, en cada plaza, en cada calle… ¡Gracias a todos por cuidar este tesoro universal!■
Alcalde La Puebla de Híjar
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