Saber vivir, asignatura pendiente
En los años sesenta y setenta del pasado siglo floreció la moda del “supermercado espiritual”, una banalización de las clásicas disciplinas de mejora personal, de espiritualidad y misticismo. También era el título de un excelente libro de la llamada “contracultura” escrito por Robert Greenfield, autor emblemático de aquella época de la New Age y los hippyes, que se había hecho famoso por su reportaje sobre un viaje en compañía de los Rolling Stone (sexo, drogas y rock and roll).
El laudable impulso hacia una mejora vital se impuso como una moda, más que como un estilo de vida. Con alguna seriedad en ciertas minorías, que pronto quedaron marginadas del conjunto dinámico de una cultura obsesionada por el consumo superficial y cambiante. Sólo valía el desenfreno, el utilitarismo y la velocidad. Se originaba un cansancio inevitable. Los libros de autoayuda proliferaron como las setas en otoño así como los centros de meditación y decenas de prácticas de yoga, zen, vedanta, todas al margen de sus respectivas culturas, en prácticos “packs” de “arréglese la vida usted mismo”, mezcladas en confuso montón con ayunos, gastronomía, deportes y ecología irritada o apocalíptica. Sin embargo esa inmensa grey de desconcertados buscadores olvidaban que el exotismo de algunas disciplinas no eran una mayor garantía de mejora, sino tal vez lo contrario: para apreciar esa enseñanza tan alejada de nuestra cultura era primordial dar un paso previo: estudiar dicha cultura, conocer las diferencias con la nuestra y ver si era posible ajustarla al tejido del mundo que vivimos y conocemos. Los capaces de una busca abierta de sentido, significado y consuelo en otras culturas, eran escasos y solían tener un amplio historial previo de conocimientos y prácticas.
Los psicólogos prosperaron y las adicciones también (que nadie vea relación necesaria entre ambos hechos). Vivimos en el seno de una cultura neurótica, rica en problemas irresolubles, muchos ficticios y algunos bastante reales, pero raramente reconocidos o admitidos. La lógica capitalista neoliberal es mercenaria y amoral. Las nuevas tecnologías propician un individualismo patológico y un derrumbe en las relaciones humanas íntimas, convertidas en interacciones banales o groseras.
Mire en torno suyo, a las personas que conoce, amigos, vecinos, familiares; trate de percibir que tras las apariencias de normalidad existen detalles, casi a simple vista, de que las cosas no van tan bien como parece o le dicen. Indague sobre todo lo que le suene raro, disonante. Será muy difícil, si logra superar las barreras inevitables de reserva, desconfianza, disimulo o simple hipocresía, que no perciba alguno o muchos detalles de insatisfacción, malestar e incluso franco desagrado en las relaciones que esa persona- incluso usted mismo- tiene con el Otro, los otros o “lo” Otro. Es decir con las personas más intimas, la sociedad en general, (desde el vecino de al lado al separatista de enfrente o al político, desde el concejal al ministro) y con los animales, el mundo vegetal, el clima, el planeta. El Otro, los otros y lo Otro. Eso lo podríamos llamar, simplificando, no saber vivir. No poseer un estilo, una filosofía, una praxis y una teoría fundamentada de lo que es el buen vivir de verdad: Algo que tiene más que ver con el SER que con el TENER.
Se podrían escribir dos o tres gruesos tomos sobre el tema. De hecho hay cientos de miles de gruesos o delgados tomos ocupando miles de anaqueles en las librerías y en múltiples pantallas a su pronta disposición, previo pago. Pero vamos a aplicar aquí el consejo cervantino: “Llaneza muchacho, no te encumbres, que toda afectación es mala”. Por tanto, ajustémonos a la sencillez y simplicidad recomendadas. Les voy a sugerir sólo tres libros. De no muchas páginas y de suma claridad, para que ustedes por sí mismos y usando el pensamiento crítico y la voluntad de mejorar y equilibrar sus vidas cotidianas, saquen de ellos lo orientación precisa para escoger herramientas adecuadas. Por el lado del Sí mismo, el Otro y los Otros lean “Elige tu filosofía de vida”. Para lo que concierne a lo Otro – la Naturaleza-, un librito de un místico contemporáneo, Raimon Panikkar, “Ecosofía”. Y para guiarlos hacia una forma operativa de aplicar lo que decidan usar de los dos mencionados, un volumen delicioso y sugestivo de Rogelio Moreno, un profesor de filosofía y gran persona que murió joven dejando una joyita, “La farmacia del olvido”. En ella se compendia y resume el meollo del mensaje final que las lecturas anteriores pueden haberle ofrecido, más el mío propio: aprobar la asignatura pendiente de saber vivir bien. Y tal como sugiere Rogelio Moreno, hacerlo sin perder el sentido común, el del humor y la compasión. Y un mensaje directo al lector, que suscribo, “es preciso el olvido de sí” y se refiere al sí mismo que se toma demasiado en serio, que tiene la vanidad del pasado manipulado y el orgullo de un futuro que desconoce. Se trata de aliviar la carga del ego y dejar de darle un poder que en verdad no debería tener. Abrir los ojos del alma para ver las posibilidades reales que tenemos: aquí es donde este tercer libro conecta y justifica los otros dos.
Pero pasemos a éstos. En su conclusión, los autores del libro “Elige tu filosofía de vida” hacen un largo y brillante diagnóstico de la situación actual en términos de búsqueda espiritual: “La enorme cantidad de información y de elecciones a las que nos enfrentamos en todos los momentos de cada día nos dejan, espiritual y emocionalmente, confusos. La autodisciplina y el compromiso moral en el aristotelismo moderno, el estoicismo, el budismo, el taoísmo, el altruismo eficaz y la cultura ética; la conexión humana en el hinduismo, el confucianismo, el pragmatismo, el cristianismo, el judaísmo y el islam progresista; la experiencia sana y placentera del epicureísmo; el aprender a abrazar y a convivir con la libertad radical al que nos conduce el existencialismo y el humanismo secular…todos ellos son una reacción constructiva a los fracasos sociales y culturales de esta época en que vivimos”.
Pero antes de todo esto, conviene examinar cómo es nuestra vida y comprender compasivamente cuáles son los puntos críticos que debemos tratar de cambiar y tomarse un tiempo en ver las opciones que parezcan ajustarse mejor a nuestras particularidades y virtudes y sobre todo, a su efectividad contra nuestros defectos y vicios.
Para terminar y cerrar el círculo abierto por la elección de una filosofía vital propia (que podría ser una ecléctica e inteligente mezcla de “lo mejor de cada casa”) sugiero la lectura del libro “Ecosofía” que nos recuerda que formamos parte de una red de vida que nos rodea y alimenta de múltiples formas, la naturaleza, la biosfera. Como dice el prologuista Jordi Pigem, “si la célula sabe lo que hace, ¿qué nos impide ver que la Tierra sabe lo que hace”. Y es que “si queremos seguir en este mundo, tenemos que aprender a hacer y ser de manera sostenible… no habrá verdadera sostenibilidad sin una transformación de la conciencia”.
Spinoza y Panikkar comparten la misma manera de ver el mundo: “Deus sive Natura” (Dios o la naturaleza). Por tanto el respeto que los creyentes y los ateos inteligentes sienten por Dios, como símbolo o realidad espiritual, es exactamente el mismo que muchos profesamos por la Naturaleza, su conservación y preservación ante las atrocidades que nuestro sistema de vida está cometiendo contra ella y sus cada vez más limitados recursos. La ecosofía es una “filosofía de la armonía o el equilibrio ecológicos”.
De ahí esta recomendación final: nuestra búsqueda del equilibrio personal no tiene sentido sin encuadrarla dentro de una filosofía que nos enseñe a “escuchar la Tierra” como decía Panikkar. Sostenemos que existe una “psique del cosmos” (tou pantos psyché) como ya proclamaba Plotino desde la Grecia clásica y que en el renacimiento se llamará “anima mundi” y arrebatará a los románticos. Hasta llegar a nuestros descreídos días en los que triunfa un tecno capitalismo que impulsa una nueva forma de explotar a las personas y al planeta. Panikkar cree que ese sistema depredador no llegará muy lejos. Si seguimos contaminando el aire, el agua, la tierra y causando el desequilibrio climático. La Tierra sobrevivirá y repondrá su equilibrio, pero el sistema -y quizá los humanos- no.”En la lucha contra la Tierra el hombre perderá, “ dice Panikkar.
Jordi Pigem recuerda el mensaje que un pueblo indígena de Canadá –posiblemente exterminado- envió a los orgullosos conquistadores: “Solo cuando hayáis talado el último árbol, contaminado el último río y extinguido el último pez, os daréis cuenta de que el dinero no se puede comer”. Nuestra civilización podría ser como el rey Midas de la mitología griega que, gracias al dios Dionisios, adquirió el poder de convertir en oro cualquier cosa que tocara. Cuando Midas se dio cuenta que moriría de hambre y de sed y en absoluta soledad, ya que todo se transformaba en oro a su alrededor, rogó al dios que le librara de ese don. ¿Será tan sabio el sistema capitalista neoliberal? ¿O esperará a convertir en fuente de ganancias todo lo que en la Tierra nos permite vivir, hasta que sólo queden los fajos de billetes de banco, oro, piedras preciosas, yates lujosos y palacios vacíos?■
FICHAS
ELIGE TU FILOSOFÍA DE VIDA.-Massimo Pigluicci, Daniel A. Kaufman y otros. Trad. Fernando Mora. Ed. Kairós.- 365 págs.
ECOSOFÍA.-Raimon Panikkar. Ed. Jordi Pigem.- Fragmenta Editorial.93 págs.
LA FARMACIA DEL OLVIDO.- Rogelio Moreno.- 398 págs. RBA Libros.
El laudable impulso hacia una mejora vital se impuso como una moda, más que como un estilo de vida. Con alguna seriedad en ciertas minorías, que pronto quedaron marginadas del conjunto dinámico de una cultura obsesionada por el consumo superficial y cambiante. Sólo valía el desenfreno, el utilitarismo y la velocidad. Se originaba un cansancio inevitable. Los libros de autoayuda proliferaron como las setas en otoño así como los centros de meditación y decenas de prácticas de yoga, zen, vedanta, todas al margen de sus respectivas culturas, en prácticos “packs” de “arréglese la vida usted mismo”, mezcladas en confuso montón con ayunos, gastronomía, deportes y ecología irritada o apocalíptica. Sin embargo esa inmensa grey de desconcertados buscadores olvidaban que el exotismo de algunas disciplinas no eran una mayor garantía de mejora, sino tal vez lo contrario: para apreciar esa enseñanza tan alejada de nuestra cultura era primordial dar un paso previo: estudiar dicha cultura, conocer las diferencias con la nuestra y ver si era posible ajustarla al tejido del mundo que vivimos y conocemos. Los capaces de una busca abierta de sentido, significado y consuelo en otras culturas, eran escasos y solían tener un amplio historial previo de conocimientos y prácticas.
Los psicólogos prosperaron y las adicciones también (que nadie vea relación necesaria entre ambos hechos). Vivimos en el seno de una cultura neurótica, rica en problemas irresolubles, muchos ficticios y algunos bastante reales, pero raramente reconocidos o admitidos. La lógica capitalista neoliberal es mercenaria y amoral. Las nuevas tecnologías propician un individualismo patológico y un derrumbe en las relaciones humanas íntimas, convertidas en interacciones banales o groseras.
Mire en torno suyo, a las personas que conoce, amigos, vecinos, familiares; trate de percibir que tras las apariencias de normalidad existen detalles, casi a simple vista, de que las cosas no van tan bien como parece o le dicen. Indague sobre todo lo que le suene raro, disonante. Será muy difícil, si logra superar las barreras inevitables de reserva, desconfianza, disimulo o simple hipocresía, que no perciba alguno o muchos detalles de insatisfacción, malestar e incluso franco desagrado en las relaciones que esa persona- incluso usted mismo- tiene con el Otro, los otros o “lo” Otro. Es decir con las personas más intimas, la sociedad en general, (desde el vecino de al lado al separatista de enfrente o al político, desde el concejal al ministro) y con los animales, el mundo vegetal, el clima, el planeta. El Otro, los otros y lo Otro. Eso lo podríamos llamar, simplificando, no saber vivir. No poseer un estilo, una filosofía, una praxis y una teoría fundamentada de lo que es el buen vivir de verdad: Algo que tiene más que ver con el SER que con el TENER.
Se podrían escribir dos o tres gruesos tomos sobre el tema. De hecho hay cientos de miles de gruesos o delgados tomos ocupando miles de anaqueles en las librerías y en múltiples pantallas a su pronta disposición, previo pago. Pero vamos a aplicar aquí el consejo cervantino: “Llaneza muchacho, no te encumbres, que toda afectación es mala”. Por tanto, ajustémonos a la sencillez y simplicidad recomendadas. Les voy a sugerir sólo tres libros. De no muchas páginas y de suma claridad, para que ustedes por sí mismos y usando el pensamiento crítico y la voluntad de mejorar y equilibrar sus vidas cotidianas, saquen de ellos lo orientación precisa para escoger herramientas adecuadas. Por el lado del Sí mismo, el Otro y los Otros lean “Elige tu filosofía de vida”. Para lo que concierne a lo Otro – la Naturaleza-, un librito de un místico contemporáneo, Raimon Panikkar, “Ecosofía”. Y para guiarlos hacia una forma operativa de aplicar lo que decidan usar de los dos mencionados, un volumen delicioso y sugestivo de Rogelio Moreno, un profesor de filosofía y gran persona que murió joven dejando una joyita, “La farmacia del olvido”. En ella se compendia y resume el meollo del mensaje final que las lecturas anteriores pueden haberle ofrecido, más el mío propio: aprobar la asignatura pendiente de saber vivir bien. Y tal como sugiere Rogelio Moreno, hacerlo sin perder el sentido común, el del humor y la compasión. Y un mensaje directo al lector, que suscribo, “es preciso el olvido de sí” y se refiere al sí mismo que se toma demasiado en serio, que tiene la vanidad del pasado manipulado y el orgullo de un futuro que desconoce. Se trata de aliviar la carga del ego y dejar de darle un poder que en verdad no debería tener. Abrir los ojos del alma para ver las posibilidades reales que tenemos: aquí es donde este tercer libro conecta y justifica los otros dos.
Pero pasemos a éstos. En su conclusión, los autores del libro “Elige tu filosofía de vida” hacen un largo y brillante diagnóstico de la situación actual en términos de búsqueda espiritual: “La enorme cantidad de información y de elecciones a las que nos enfrentamos en todos los momentos de cada día nos dejan, espiritual y emocionalmente, confusos. La autodisciplina y el compromiso moral en el aristotelismo moderno, el estoicismo, el budismo, el taoísmo, el altruismo eficaz y la cultura ética; la conexión humana en el hinduismo, el confucianismo, el pragmatismo, el cristianismo, el judaísmo y el islam progresista; la experiencia sana y placentera del epicureísmo; el aprender a abrazar y a convivir con la libertad radical al que nos conduce el existencialismo y el humanismo secular…todos ellos son una reacción constructiva a los fracasos sociales y culturales de esta época en que vivimos”.
Pero antes de todo esto, conviene examinar cómo es nuestra vida y comprender compasivamente cuáles son los puntos críticos que debemos tratar de cambiar y tomarse un tiempo en ver las opciones que parezcan ajustarse mejor a nuestras particularidades y virtudes y sobre todo, a su efectividad contra nuestros defectos y vicios.
Para terminar y cerrar el círculo abierto por la elección de una filosofía vital propia (que podría ser una ecléctica e inteligente mezcla de “lo mejor de cada casa”) sugiero la lectura del libro “Ecosofía” que nos recuerda que formamos parte de una red de vida que nos rodea y alimenta de múltiples formas, la naturaleza, la biosfera. Como dice el prologuista Jordi Pigem, “si la célula sabe lo que hace, ¿qué nos impide ver que la Tierra sabe lo que hace”. Y es que “si queremos seguir en este mundo, tenemos que aprender a hacer y ser de manera sostenible… no habrá verdadera sostenibilidad sin una transformación de la conciencia”.
Spinoza y Panikkar comparten la misma manera de ver el mundo: “Deus sive Natura” (Dios o la naturaleza). Por tanto el respeto que los creyentes y los ateos inteligentes sienten por Dios, como símbolo o realidad espiritual, es exactamente el mismo que muchos profesamos por la Naturaleza, su conservación y preservación ante las atrocidades que nuestro sistema de vida está cometiendo contra ella y sus cada vez más limitados recursos. La ecosofía es una “filosofía de la armonía o el equilibrio ecológicos”.
De ahí esta recomendación final: nuestra búsqueda del equilibrio personal no tiene sentido sin encuadrarla dentro de una filosofía que nos enseñe a “escuchar la Tierra” como decía Panikkar. Sostenemos que existe una “psique del cosmos” (tou pantos psyché) como ya proclamaba Plotino desde la Grecia clásica y que en el renacimiento se llamará “anima mundi” y arrebatará a los románticos. Hasta llegar a nuestros descreídos días en los que triunfa un tecno capitalismo que impulsa una nueva forma de explotar a las personas y al planeta. Panikkar cree que ese sistema depredador no llegará muy lejos. Si seguimos contaminando el aire, el agua, la tierra y causando el desequilibrio climático. La Tierra sobrevivirá y repondrá su equilibrio, pero el sistema -y quizá los humanos- no.”En la lucha contra la Tierra el hombre perderá, “ dice Panikkar.
Jordi Pigem recuerda el mensaje que un pueblo indígena de Canadá –posiblemente exterminado- envió a los orgullosos conquistadores: “Solo cuando hayáis talado el último árbol, contaminado el último río y extinguido el último pez, os daréis cuenta de que el dinero no se puede comer”. Nuestra civilización podría ser como el rey Midas de la mitología griega que, gracias al dios Dionisios, adquirió el poder de convertir en oro cualquier cosa que tocara. Cuando Midas se dio cuenta que moriría de hambre y de sed y en absoluta soledad, ya que todo se transformaba en oro a su alrededor, rogó al dios que le librara de ese don. ¿Será tan sabio el sistema capitalista neoliberal? ¿O esperará a convertir en fuente de ganancias todo lo que en la Tierra nos permite vivir, hasta que sólo queden los fajos de billetes de banco, oro, piedras preciosas, yates lujosos y palacios vacíos?■
FICHAS
ELIGE TU FILOSOFÍA DE VIDA.-Massimo Pigluicci, Daniel A. Kaufman y otros. Trad. Fernando Mora. Ed. Kairós.- 365 págs.
ECOSOFÍA.-Raimon Panikkar. Ed. Jordi Pigem.- Fragmenta Editorial.93 págs.
LA FARMACIA DEL OLVIDO.- Rogelio Moreno.- 398 págs. RBA Libros.
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