Decrecimiento o extinción
Parece que nuestra actual forma de vivir, consumir y relacionarnos es incompatible, o como mínimo muy perjudicial, para la naturaleza del planeta donde vivimos.
Durante miles de años el ser humano ha convivido de una manera respetuosa con el medio ambiente. Algunas culturas incluso tenían a la madre naturaleza como el más elevado de los valores y utilizaban solamente de ella lo que necesitaban para vivir, respetando la vida y el entorno que los rodeaba.
Aun con algunas deforestaciones importantes en China, Centroamérica y Europa (principalmente) la vida natural del planeta resistió bastante bien el impacto humano hasta la Primera Revolución Industrial. A partir de ese momento la utilización masiva de los combustibles fósiles, la extracción industrial de materias primas, la producción en cadena y el incremento exponencial de la población humana hasta las 8 mil millones de personas actuales han hecho imposible que el planeta no se vea afectado en gran medida y que empecemos a ver dentro de la misma generación cambios climáticos (que antes eran mucho más lentos) y variaciones en la fauna y la flora que se producían antes en largos periodos de tiempo.
El modelo económico basado en el consumo exponencial de bienes materiales, aun con algunos parches como el reciclaje o la generación de energías limpias, tiene sus días contados por la propia definición finita del planeta.
La Tierra resistirá. Por muy nocivos que seamos para la madre naturaleza ésta saldrá adelante. Posiblemente de peores haya salido. Sin embargo nosotros necesitamos un planeta en unas determinadas condiciones de habitabilidad para nuestra supervivencia. Por lo tanto más tarde o más temprano si queremos sobrevivir como especie tendremos que empezar a hablar de un “palabro” un tanto extraño. Se trata del decrecimiento. Un concepto que pone encima de la mesa la necesidad de un crecimiento negativo controlado para que nuestra relación con el medio ambiente llegue a un equilibrio que nos permita no extinguirnos como especie.
Puede resultar controvertido, pero es puro sentido común. Si el homo sapiens es verdaderamente inteligente, como así nos dicen los libros, elegirá reducir nuestro impacto en el planeta, con todo lo que ello supone. Si no es así los libros habrán estado equivocados.■
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