13 junio 2020

#JoséAntonioSola - Números y verdad

José Antonio Sola. Economista.
Coincidió el inicio de mis estudios en la universidad con la llegada masiva de las primeras calculadores de bolsillo.


Le sucedió el debate de si el uso de esas calculadoras en los exámenes era adecuado. Se concluyó que sí. Y los estudiantes de contabilidad pudimos liberarnos de los cálculos lentos y pesados para poner la cifra oportuna al lado del hecho económico con rapidez y precisión.

Los contables no son dados a hablar mucho, la obligación de poner una cifra en un recuadro hace pensar antes de hablar. Y esa precisión es la medida de la credibilidad.

Se ha visto mucha televisión estos días, se han dicho muchas cosas diferentes y contradictorias pero la medida de la credibilidad ha sido que las cifras fueran inciertas. ¡Cómo vamos a creer a quien no ofrece cifras confiables! Necesitamos con urgencia cifras reales.

Sumar requiere poner, sin excepción un hecho al lado de la serie de los números naturales. Si no se omite nada el resultado es correcto.

Después hemos oído decir que los trabajadores en ERTE no cuentan como parados. Es algo ingenioso. La serie de los números naturales, tan seria, ordenada y precisa, no estaría de acuerdo. Sin comentarios. Si alguien no trabaja y cobra del SEPE conviene documentarlo como parado. Será una cifra cierta que nos ayudará a comprender la dimensión del problema.

El dueño del negocio cerrado ha venido con la consulta, ¿Hago bien en abrir? Las cifras vuelven a ser protagonistas. Mira, hasta ahora el Ministerio corría con los gastos de nóminas y seguridad social. Pero mira lo que se ha publicado, ves, si abres pagaras tú. ¿Llegarás a la cifra de ventas diarias que compense los gastos extra?

Los beneficios de la contabilidad de 2.019 servirán de base para el pago del próximo impuesto sobre sociedades en julio. En muchos casos serán irreales. A las cifras de 2.019 pueden afectarles los acontecimientos posteriores de 2.020. Urge una adecuación al impuesto de esos acontecimientos que debieron dar lugar a provisiones deducibles.

Ha surgido también en estos días el recuerdo de una tarea tediosa y olvidada. En los pueblos no se suele hablar mucho del encargado de las cloacas. Aquello tiene que correr, pero no conviene acercarse al encargado de hacerlo. En la práctica tal persona no existe.

Ahora nos acordamos de un encargado similar, aquel empleado del Tesoro que una y otra vez, mes tras mes, año tras año, emite deuda pública para pagar la anterior, y vuelta a empezar…una vez tras otra.

Al que tiene que cobrar le viene a dar igual de donde sale el dinero, ahora se habla de un importe muy elevado de crecimiento de deuda. Pero da igual, además son números incomprensibles. ¿Quién se hace la idea de lo que es un millón de millones?

Urge una comunicación publica veraz de lo que está sucediendo con la deuda y de la medida en que afectará a la economía futura.

Urge una comunicación publica veraz de lo que está sucediendo con la deuda y de la medida en que afectará a la economía futura. El silencio no es aceptable en este caso.
      


El silencio no es aceptable en este caso.

Vemos con inconsciente tranquilidad las cifras de muertos de dos dígitos. Si las urgencias no se colapsan, al parecer, todo se puede asumir. Además, nos dicen, es mejor que lo que había.

La información real no debe ser de cuando se puede ir a la playa sino del peligro que todavía se corre. Se está transmitiendo un optimismo contraproducente.

Pero, en este baile de cifras, surgió de pronto la combinación no esperada de cifras alarmantes, se dijo en alto 45 y 42 y sonaron las alarmas. Acostumbrados a 20 y 12 el hecho se volvió intolerable. Y se produjo la ruptura. Lo que no consiguieron las cifras de los muertos, los ERTES, ni la deuda los ha conseguido esa combinación 45 y 42. Es para meditar. Y ver la realidad.

Se atribuye a 45 y 42 que puede ser una combinación perversa de votos y ruina. Eso debe quedar claro y ser previsible.

La crisis nos ha hecho volver la vista hacia la verdad numérica del contable, esa verdad, administrada con rigor, nos ayudará a superarla. Recordemos la frase atribuida a George OrwelI: “En tiempos de engaño universal, decir la verdad es un acto revolucionario”

Necesitamos más que nunca esa revolución de la verdad.■


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