08 julio 2025

Joaquín Egea: «Todo empezó con traición y termina igual»

PERSONALIDADES POLÍTICAS 
El exsenador y cofundador de Teruel Existe, natural de Alcañiz, denuncia un expediente «inquisitorial» y anuncia que seguirá como concejal independiente

Joaquín Egea durante una exposición de sillas contra la despoblación en Castejón del Campo (Soria)
J.E.

Joaquín Egea: «Todo empezó con traición y termina igual»

CyC Redacción - julio 2025 

Corría 2019 cuando un ingeniero técnico de telecomunicaciones de voz pausada y mirada obstinada se colaba en el Senado bajo las siglas de Teruel Existe. Joaquín Egea (Alcañiz, 1978) encarnaba entonces la esperanza de la llamada ‘España vaciada’: un movimiento ciudadano que, de la noche a la mañana, obtenía representación en Madrid sin convertirse —decían— en un partido al uso.

Sin embargo, la travesía desemboca seis años después en un portazo. El 12 de junio de 2025, Egea cursó su baja como militante y acusó a la organización de haber mutado en una estructura «rígida, aislada y ensimismada». Relata que el quiebro no fue repentino: «Cuando ya había un candidato claro para número uno… se decidió que él tenía que ir de número dos porque, si no, parecía que no se iba a conseguir nada». Aquella maniobra interna, recuerda, «marcó el punto de no retorno; todo empezó con traición y termina igual».

El exsenador repasa ahora los hitos que, a su juicio, evidencian la deriva del proyecto. Sostiene que el fracaso de las autonómicas de 2023 encendió todas las alarmas: «Los resultados fueron muy pobres y, aun así, se siguió actuando como si nada». Desde entonces, cada decisión estratégica —listas electorales, pactos, discursos— procedía de un pequeño círculo. «Lo que se presentaba como consenso era, en realidad, voluntad unipersonal», resume.


Un parque y un expediente

La ruptura definitiva se precipitó en Alcañiz, su plaza municipal. Egea defendió la reforma del parque de la Avenida Aragón —financiada con fondos europeos— frente a un sector del partido que prefería frenarla. «Se me dijo que me iba a arrepentir de la postura que estaba tomando», confiesa. Poco después, la Mesa de Respeto y Garantías (el órgano disciplinario interno) le abrió un expediente.

«Yo me comprometí a responder todas las preguntas que quisieran, pero la mesa se negó completamente a darme audiencia», relata. Pidió declarar de viva voz, como permiten los estatutos: «El proceso fue inquisitorial; una caza de brujas contra mi persona».

Entre las acusaciones figuraba haber ‘regalado’ el programa electoral a rivales. Egea se encoge de hombros: «Los programas son públicos; acusarme de traición era la excusa perfecta para purgarme». Cuando comprendió que el procedimiento «estaba consumado» decidió marcharse: «No voy a dejar que se juegue con mi trabajo, con mis sentimientos y mucho menos con mi familia».


El concejal y el programa

A pesar de la tormenta, el político alcañizano conserva su asiento en la Corporación Municipal. «Los ciudadanos apoyaron un programa electoral muy amplio y hay muchas cosas que hacer», recalca. Entre los proyectos, cita la conversión del antiguo Casino en sede de la Escuela de Adultos y la creación de una comunidad energética local: «Son compromisos en los que ya se trabaja».

Preguntado por la gobernabilidad, se muestra optimista: «Considero que tengo buena relación, si no con todos mis compañeros de corporación, sí con la mayoría». Y añade: «He descubierto ediles muy válidos, con un entusiasmo que comparto; con ellos es fácil remar».

Su estrategia pasa por tejer alianzas flexibles: «Estoy dispuesto a hablar con todo el mundo, a escuchar a todo el mundo». Reivindica que la política municipal «no debe ser un ring partidista, sino un espacio de acuerdos». Dos años de legislatura por delante bastan, asegura, para demostrar «se puede cumplir».


Diagnóstico político

Egea describe con crudeza la metamorfosis del colectivo que ayudó a fundar. «Se ha convertido en algo más preocupado por su propia supervivencia que por los intereses generales que lo inspiraron». Cree que el repliegue sectario comenzó cuando algunos dirigentes «confundieron liderazgo con dogma y poder con culto al ego».

¿Es posible recomponer puentes? Expira y elige cada palabra: «Cuando dos personas rompen, las dos partes tienen sus razones, pero nadie me va a decir lo que yo he vivido, lo que yo siento, lo que yo pienso y cómo lo expreso». No descarta el encuentro personal, pero descarta volver al partido: «Ese capítulo está cerrado; mi compromiso es con la gente, no con las siglas».


Perspectivas y cicatrices

El exsenador admite que la salida duele —«cinco años lo he dado todo por este proyecto»—, pero intenta convertir la herida en impulso: «Queda mucho por hacer; las cicatrices recuerdan por qué merece la pena intentarlo».

Repite que no se siente solo. Mantiene contacto con antiguos compañeros de filas, técnicos municipales, colectivos vecinales y asociaciones culturales. «La política la hacen personas; yo soy el mismo de antes y sigo llamando a la misma puerta de siempre».

Su prioridad, insiste, es Alcañiz: «Tenemos un buen programa y un futuro esperanzador para la ciudad». Para ello reivindica dos virtudes, a su juicio, determinantes en política: paciencia y escucha. «La política es un maratón, no un esprint», resume. Mientras la sede provincial de Teruel Existe digiere la marcha de uno de sus referentes, Egea pasa página. Césped recién regado del parque, pasillos del viejo Casino, planos de la comunidad energética: su agenda está plagada de reuniones «de esas que no cotizan en la prensa, pero cambian la vida de la gente».

A quienes le reprochan no entregar el acta, responde sin alzar la voz: «Los vecinos votaron un programa, no una marca; mi deber es cumplirlo». A quienes le tildan de resentido, dedica un gesto de resignada ironía: «Yo no voy a entrar en muchas polémicas».

Y a quienes dudan de su perseverancia, lanza un recordatorio: «Cinco años lo he dado todo; no pienso parar ahora y quiero demostrar con hechos que Alcañiz tiene futuro».

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