María Milián - Concejala IU-Ganar Ayto. Alcañiz |
Con la crisis del coronavirus se está poniendo de manifiesto todo lo que no funciona y que hay que cambiar. Eso es bueno. Sobre todo en lo que atañe a la gestión de las necesidades más básicas de las personas: trabajo, sanidad y educación. Es el momento de una revisión en profundidad de los actuales modelos y la generación de nuevas alternativas.
Un ejemplo de ello es el funcionamiento obsoleto de muchas de las residencias, especialmente las privadas. Aunque hay que reconocer que la gestión de la pandemia en las residencias privadas de Alcañiz ha sido modélica, ha habido muchas residencias privatizadas en España donde la gestión de esta crisis sanitaria ha sido catastrófica produciendo la muerte de miles de nuestros ancianos. Y no es casual. El modelo de cuidado de las personas mayores necesita una revisión urgente. Una legislación nueva, adecuada a las demandas del colectivo, a su esperanza de vida, y a su dignidad. Al nuevo proceso de envejecimiento, que se ha alargado en el tiempo. Y también tener en cuenta otros modelos de cuidados sin tener la necesidad de abandonar el domicilio para quien desee seguir viviendo en su casa. A nivel educativo se han evidenciado las carencias del sistema al intentar derivar la tarea docente online. La desigualdad en el acceso a internet y la brecha digital, han puesto de manifiesto lo que hay que mejorar y lo que hay que desechar porque no funciona. Escuchando a la comunidad educativa: maestros, profesores, familias y alumnado. Impulsar cambios profundos para no volver a cometer los mismos errores que durante la pasada cuarentena. Y eso tendrá que ser necesariamente dedicando más recursos personales y económicos.
En el mundo del trabajo es necesario plantearse nuevos retos para adaptarse a una nueva sociedad. Esta crisis ha tirado por el suelo nuestro modelo laboral y productivo. Por una parte hemos comprobado que el teletrabajo además de posible para muchas tareas es más que recomendable tanto para el trabajador como para la empresa. Por otro lado, la dependencia de nuestro PIB hacia el turismo, está haciéndose tambalear nuestro sistema económico. Tenemos que fortalecer otros sectores más estables y robustos, que no dependan tanto del exterior, puesto que las economías que mejor están resistiendo esta crisis, son las más industrializadas y en donde la precarización laboral es menor.
En el fondo lo que estamos viendo es que otro sistema económico es necesario. Uno que ponga las necesidades humanas por encima de las cuentas de resultados de las multinacionales. En donde la evasión fiscal se elimine y se fortalezcan los servicios públicos. Donde el trabajo y el salario mínimo vital estén garantizados. Donde la igualdad y la tolerancia hacia lo diferente estén garantizadas como una vacuna hacia el racismo, la homofobia y el machismo.
En resumen, esta crisis nos abre las puertas de par en par hacia una sociedad más justa y solidaria, pero también hacia fórmulas totalitarias como ocurrió en la década de los 30 del siglo pasado. De nosotras dependerá que la balanza se decante para un lado u otro.■
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