27 diciembre 2020

#JavierEscorza - La cabra montés

Una familia de cabra montés se recorta en el horizonte rocoso con un gran macho que ya corteja a la hembra a finales del otoño y que van los hijos de ésta de este año y del año anterior. Fotos: José Luis Lagares

Actualmente perviven la C.p. victoriae que ocupa las sierras del centro de la península, especialmente la sierra de Gredos con sustratos fundamentalmente graníticos y la Capra pyrenaica hispanica que ocupa numerosas sierras ibéricas y es la subespecie que habita en la provincia de Teruel y en el resto de Aragón.

La subespecie hispánica es actualmente la más extendida y su morfología difiere considerablemente entre machos y hembras, teniendo todos ellos cuernas permanentes (lo que les diferencia de los cérvidos como el ciervo o venado y el corzo) pero siendo las cuernas de los machos de mucho mayor tamaño que las de las hembras, siendo en muchos casos tremendamente llamativas.

La sierras turolenses tienen un hábitat ideal para esta especie, ya que existen multitud de zonas rocosas, especialmente de formaciones calizas, conformando numerosos y extensos cortados, hocinos, estrechos y hoces y encadenándose variadas formaciones rocosas mixtas entre pinares y parameras que hacen que la cabra montés encuentre un hábitat ideal para vivir, disponiendo de unas pezuñas idóneas para poder moverse por esas verticalidades con naturalidad y que en ocasiones parecen imposibles.

La población aragonesa de cabra montés procede de los barrancos más recónditos e inaccesibles de los Puertos de Beceite en el noreste de la provincia turolense, donde quedó relicta una pequeña población, inalcanzable para los cazadores de la época que buscaban en las especies silvestres la proteína para alimentarse, casi llevando a la especie a la extinción, como ya pasó con dos de las subespecies mencionadas. A partir de este pequeño grupo y gracias a la protección legal que llevó la especie, a pesar de seguir cazándose de forma controlada en la Reserva nacional de Caza que fue creada en esas montañas -a caballo entre las provincias de Teruel, Tarragona y Castellón-, la cabra montés fue extendiéndose por todo el territorio circundante, hasta alcanzar las poblaciones actuales, que la hacen habitual no solo en esa zona de los Puertos y comarcas colindantes, sino también en otras muchas sierras de todo el noreste de la península ibérica, siendo habitual en toda la provincia de Teruel.

Hoy vienen horas bajas para la especie debido a la aparición de un brote de sarna sarcóptica que empezó afectando a poblaciones de la Terra Alta, estando ya extendida por casi todas las poblaciones del Matarraña; su avance parece imparable por las comarcas vecinas del Bajo Aragón y Maestrazgo, pudiendo llegar al resto de poblaciones del resto de sierras turolenses y de las provincias colindantes.






Concentración de machos. A finales del invierno y en primavera y ya pasado el celo, los machos abandonan los grupos familiares y se juntan en grandes manadas de machos monteses que se mueven por las montañas en conjunto, habiendo ejemplares de diferentes edades y destacando la figura del macho dominante. Como buen herbívoro rumiante, se les suele ver pastando en grupo con imágenes tan bellas y llamativas como ésta.




Hembra y cría. Las hembras tienen un período de gestación de unos 5 meses y suelen tener una sola cría, aunque no es raro ver hembras con dos, sobre todo en hábitats con abundante comida o en poblaciones en expansión. Las crías no suelen apartarse de sus madres que las amamantarán un mínimo de 6 meses. Las cuernas de las hembras son cortas y rectas y cuando bajan la cabeza se convierten en verdaderos pitones defensivos, sobre todo cuando algún depredador amenaza a su cría.





Celo. En esa época los machos hacen verdaderas acrobacias para golpearse fuertemente en su testuz y así demostrar quién es el más fuerte de cara a la reproducción. Es habitual verlos alzarse sobre sus patas traseras para lanzarse sobre su contrincante y el vencedor tendrá el derecho de procreación de un pequeño harén. 

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