09 noviembre 2020

#CésarFélez #CCOO - Lacras modernas



Según la RAE; Conformismo: 1. Práctica de quien fácilmente se adapta a cualquier circunstancia de carácter público o privado. Neutral: 1. Que no participa de ninguna de las opciones en conflicto.
Aclaradas estas dos cuestiones, con enunciados que describen de manera objetiva su significado, me gustaría comentar el peligro de estas dos actitudes en la sociedad actual.

Ahora ya de manera subjetiva, bajo mi parecer y en pleno debate socio-político de pandemias, gestiones...

Me llama la atención, el “conformismo” y la “neutralidad” de la que quiero hablar.
 
Las redes sociales
La sociedad actual tendemos a criticar absolutamente todo, a enfurruñarse en las redes, a decir este político es mejor o peor, a hacer memes y mofarse de determinadas circunstancias o los tan de moda “zascas”, que no son otra cosa que aplaudir en un debate político cuatro palabras bien dichas de un adversario a otro, sin tener en cuenta que mañana el “zasca” es recíproco y te lo devuelven. Muy comentados estos es Twiter, Facebook, mandados por Whatsapp, incluso las antiguas discusiones Madrid-Barça, parecen quedarse a un lado o incluso perder fuerza frente a estos “zascas”.  Dichas redes sociales están igualmente en guerra por el control de cada cara de la moneda, esto es, un color u otro político, resumiendo, quien tenga el control de la red, tiene el control de la información y por ende se puede llevar a su terreno lo que quiere exponer. Circunstancia la cual, hace que lo que tú quieres que vean, se vea, frente a lo que no quieres que se vea, exacto, una especia de censura de la información, pero suave, no das a elegir al público unos u otros determinados ideales. Ganada esta batalla manipulativa, ganada la guerra porque antepones tus ideas o pensamientos a los del adversario.  Es una manera de hacer adeptos, si, cierto, y la practican todos los colores. Como dijo aquel: “el que este libre de pecado, que tire la primera piedra” San Juan 8,1-11.

Pero no, no confundamos, no he venido a hablar de redes sociales, ni de religión. He venido a hablar de una lacra peor.

La capacidad del ser humano de desfogarse en ámbitos de redes, viene mermada por la capacidad actual de este, de defender y proteger lo suyo, ya sea mediante la palabra, la acción, la unión de ambas, el espíritu crítico muy útil en este tipo de guerra de redes que tan poco solemos utilizar, pese a tenerlo muy desarrollado. Con crítico, me refiero a la capacidad de pensar, de ver por nosotros mismos, lo que está bien o lo que está mal, de lo que nos conviene o lo que no nos conviene, de lo que nos perjudica si aceptamos determinadas maniobras, no del crítico anterior, que me puedo reír o mofar de determinadas acciones u opiniones, actos o gestos.

Una persona con gran espíritu crítico podrá ver de mejor manera los pros y los contras de las cosas, su reacción o inclusive la posible aplicación en su vida de lo que le ha llevado a optar por una u otra decisión.

Al fin y al cabo, no pedimos mucho, vivir bien, con buenos servicios públicos, sanidad, lo normal y decides movilizarte […] pero cuando te ofuscas al detectar que se están pasando, ya eres un violento, un exaltado.

 

Conformismo y neutralidad
Explicado todo esto, voy a exponer lo que quería comentar desde un principio, ahora sí, el conformismo y la neutralidad.

Pues bien, en el ámbito del sindicalismo, que es donde principalmente me he movido durante estos 12 últimos años, siempre van surgiendo problemas laborales, como es lógico, unos con más salidas y otros con menos, se abren negociaciones y unas veces se gana y otras se pierde, no como derrota, sino que a veces debes ceder para ganar en otros aspectos. Pues bien, cuando realmente existe un conflicto de magnitud en nivel de importancia en la escala de 0-10 en número 6 o superior, es cuando hay ya una serie de conflictos importantes. Te comentan el problema, o te surge a ti, ves que te pagan por trabajar y es un deber, pero pisotean tus derechos y no somos esclavos hoy en día. Poco a poco te van recortando, indirectamente a migajas con cosa que te pertenecen, unos guantes de seguridad, esos arneses para subirte a la pluma que no están en perfecto estado, o la revisión que tenía que haber pasado el equipo hace dos meses y no se ha hecho por falta de tiempo, personal, cuestiones varias...

Las empresas comienzan a ajustar, y los primeros en sufrir esos recortes somos nosotros, en equipos, en congelación salarial, en medidas de seguridad, en la ropa que no llega y son dos años currando con las mismas prendas llenas de agujeros. Mientras ves llegar al jefe en su BMW nuevo y te dice, no si es de mis ahorros... miras en internet y 60.000€ en ahorros, mientras que con tus 1400 te viene justo para pagar el alquiler, la calefacción y comer. Ahorros tuyos; si hacemos un excel, salimos a deber...
Estos conflictos en los que la persona de referencia se involucra, estudia, analiza pros y contras para sacar la parte correspondiente en tus derechos y en la que debes ser respaldado, llega la hora de enfrentarse a la empresa, de “duras palabras” de tener respaldo apoyo de compañeros y la unidad de todos hace que el trabajo se vea recompensado, es aquí donde el conformismo y la neutralidad hacen mella.

“No, si no era tan importante.” Expresión típica que se ve cuando te han calentado la cabeza con me han quitado esto, o no me concede dos días de vacaciones y las voy a perder, porque mi superior...
“Chico, no te des mal, si al final esto se olvida...”

O por otro lado la empresa “disfraza” estos males con su versión, versión aceptada, con el conformismo y la neutralidad, sin llevar a cabo el espíritu crítico.  En resumidas, dan su información, son expertos en comunicación interna, sin desvelar los contras, que repercuten en ti, y nosotros callamos, obedecemos y tragamos.

Lo mismo ocurre en estos tiempos del teletrabajo, ha tenido que negociar la patronal, sindicatos y ministra de trabajo el acuerdo, porque a pequeña escala empresarial, pese a ver muchas personas, el roto que ha hecho en sus vidas este, referente al tiempo dedicado en casa de más, la conciliación familiar inexistente, no se ve apoyo ni a los Comités de Empresa o delegados sindicales para hacer ver a los superiores, que mientras trabajamos, tenemos a nuestros hijos pegados a la oreja, y al final hay que elegir entre nuestro sueldo o la familia.  He visto cogerse reducciones de jornada para atender a los hijos en pleno estado de alarma, porque a la empresa no ha adaptado el puesto de trabajo, y no podían dejarlos con abuelos, lo que se hace en estos casos, ya que dichos abuelos eran personas de riesgo.
 
El valor y los sinsabores de la lucha
Con estos  ejemplos, mientras ves que las ganancias de los de arriba aumentan, te hablan de recortes con una chupa de Desigual de 300 pavos como si no fuera con ellos lo poco que cobras, mientras llevas dos años pidiendo la revisión de tu convenio, pero cuando pides apoyos, denunciar, una huelga o algo parecido y después de como ves a todos protestar, y llega la hora de la verdad, y parece los tebeos del Mortadelo,  todos silban, te dan la espalda y se conforman con lo que hay, cediendo estos pequeños escalones, siempre en el mismo lado de la balanza, donde está el peso, donde está el poder, donde está el patrón. ¿Miedo?

Mientras ves que las ganancias de los de arriba aumentan, te hablan de recortes con una chupa de Desigual de 300 pavos como si no fuera con ellos lo poco que cobras, mientras llevas dos años pidiendo la revisión de tu convenio.

 

Este conformismo, que desilusiona al que tiene ganas de ganarse y reclamar lo que es suyo, que el IPC sube 2,7 y tu salario en los últimos 7 años se mantiene, o por lo general solo ha subido un 1,8. Si hacemos cálculos, ya vamos cediendo... pero como nos conformamos tenemos lo que nos merecemos.
El otro concepto, la neutralidad; “aquí ya es donde la matan”, como dice la expresión. Resulta que, poniéndonos en el papel anterior, la balanza poco a poco llenándola hacía el lado del patrón y la nuestra sigue igual, tú ves que se desequilibra, la cosa sigue igual y se te ocurre sacar a la luz o enfadarte porque ves recortar tu calidad de vida, al fin y al cabo, no pedimos mucho, vivir bien, con buenos servicios públicos, sanidad, lo normal y decides movilizarte, buscar un grupo de personas, afines a ti, , pero en todo esa marabunta de gente están los que cuando te ofuscas al detectar que se están pasando, ya eres un violento, un exaltado, o simplemente que no tiene ganas de movilizarse, no tiene ganas de salir a la palestra o no quiere identificarse contigo aunque piense igual, se manifiesta neutral y dice que no participa de los hechos.

Estos dos tipos de situaciones, hacen que la gente de base, los que están ahí dejándose la piel, los que hacen kilómetros para hablar con unos y otros en persona, los que dan la cara y no se esconden, al final se quemen por la desilusión, no de su trabajo, sino de las malas experiencias vividas, de todo los que le han puesto en un compromiso y luego le dan la espalda, los que no quieren saber y hay una asamblea y ni siquiera acuden, porque no les vean contigo y les tachen de revolucionarios, pero eso sí, posteriormente la palmadita en la espalda, la sonrisa y el que importante que eres, o si siempre miras por ti... están en los corrillos.

Todo esto está dedicado a ellos, a la gente de base, a los luchadores, a los guerreros, a los que piensa que este mundo puede cambiar, porque hay gente que creemos en el cambio de sistema y en el bienestar de la gente. Seguir ahí, porque a pesar de los pocos, están, solo hay que saber buscarlos.

César Félez

Responsable de Empleo de CCOO Andorra

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario