28 enero 2024

Abolición de los vientres de alquiler

ALICIA FLORIDO | 01/01/2024
LUCHA FEMINISTA | CYC 109 | VIENTRES DE ALQUILER 


Las mujeres tenemos un enemigo fuerte y poderoso: el dinero.

Anteriormente reflexionamos sobre el mercado de la explotación sexual de mujeres y niñas o prostitución, y sobre el negocio de la violencia sexual grabada o pornografía. Si añadimos el “Alquiler de vientres”, podemos entonces trazar un triángulo de destrucción del cuerpo y las vidas de las mujeres.

A estas tres situaciones las blanquea, normaliza y promociona siempre, el dinero. Porque el dinero todo lo puede y todo lo justifica, ¿verdad?

Nada más lejos de la realidad.

Definición

La “Gestación Subrogada” o “por Sustitución” es, según los defensores de la misma, una técnica de reproducción humana asistida más. Junto con la donación de esperma y la donación de óvulos, forma parte y así está definida por la mayoría de sociedades científicas.

El feminismo no comparte esta definición, de hecho, cuando las feministas denuncian esta explotación de las mujeres, lo denomina “Vientres de Alquiler”, señalando así la deshumanización de la mujer que renuncia a su filiación mediante contrato y se queda embarazada mediante fecundación in vitro con el material genético de los compradores o de donantes.

La filiación es el vínculo que une al hijo con sus progenitores, relación que despliega una serie de derechos y obligaciones. Se encuentra regulada en el Código Civil español, Título V (De la paternidad y filiación), artículos 108 a 141.

¿Se puede renunciar a otros derechos mediante la firma de un contrato?

Contexto histórico

En los años 70 encontramos los primeros “contratos” para que una mujer entregue a su hijo a una pareja desconocida a cambio de dinero. Contratos que no tardaron en llegar a los tribunales y cuyas sentencias han ido marcando el ritmo de esta auténtica deshumanización de las mujeres.

Pero si miramos la historia con más profundidad, veremos fácilmente que este mercadeo del cuerpo de las mujeres no es nada nuevo ni se inventó en los 70.

Aristóteles teorizó la inferioridad física, intelectual y moral de las mujeres: “Parecen hombres, son casi hombres, pero son tan inferiores que ni siquiera son capaces de reproducir a la especie, quienes engendran los hijos son los varones”, (…). “son meras vasijas vacías del recipiente del semen creador”.

En la antigua Roma era normal tener hijos con esclavas a cambio de una mejora sustancial de sus condiciones de vida. Como esclava, la promesa de no venderte a un tercero y los cuidados proporcionados para que el embarazo llegase a buen término, te ponían en un estatus superior al que te correspondía.

La renuncia a los derechos

Las teóricas feministas, siempre arremangadas en la ardua tarea de denunciar las diferentes formas de explotación del cuerpo y las vidas de mujeres y niñas, nos invitan a reflexionar, como sociedad, si la mercantilización de los deseos individuales es algo que se pueda permitir o algo con lo que se pueda empatizar.

Los contratos de los 70 presentaban principalmente un problema, que las madres, una vez que daban a luz, no querían entregar a su bebé, por mucho dinero que hubiera recibido o muchos papeles que hubiera firmado a la pareja compradora. Esto, más allá de suponer un problema en la industria, se convirtió en una mejora del negocio, porque desde entonces y cada vez más, en el proceso se incluye un equipo de “psicólogos” que trabaja durante todo el embarazo (más intensamente al final) para que no se produzca “apego”. Es decir, en vez de fomentar lazos entre madre y bebé, trabajan para romperlos.

Que los derechos sean revocados por contrato es el sueño neoliberal hecho realidad. Ningún hombre podrá renunciar a sus derechos individuales porque se sabe que deja en peligro el derecho colectivo. No nos entraría en la cabeza que el gobierno y los tribunales permitieran un contrato en el que Manolo rechazara su derecho al voto, por mucho que éste lo deseara libremente, porque esa parte la tenemos clara, la de los derechos de los hombres. Pero aquí estamos para hablar de las mujeres y su explotación.

No olvidemos que el fin último de esta práctica es la eliminación de la madre, el sueño húmedo de Aristóteles.

El consentimiento como yugo de las mujeres

Después de la legislatura más progresista de España, nos encontramos que no tuvieron a bien derogar el artículo que permite registrar bebés comprados en el extranjero. Y es que el capital es el capital aunque gobierne la izquierda más progresista.

El consentimiento de la mujer para embarazarse de otros, consentimiento para que te violen por unos euros, consentimiento para que lo graben y se lucren de tu dolor, consentimiento para rechazar tus derechos, ya sea por miedo o por dinero, o por las dos.

¿Por qué no se habla del consentimiento de los hombres? Porque los hombres no negocian ni piden, los hombres hacen y punto. Gozan de la impunidad histórica que les da haber sido y ser los dueños del mundo, de nuestras instituciones y de nuestros cuerpos y vidas.

El feminismo nos aporta una visión y una filosofía completa de la vida, de ¿qué es el ser humano?, ¿por qué nos merece la pena vivir? Las mujeres estamos empezando a decidir qué mundo queremos y cómo lo queremos y amiga, ésto es algo que siempre han hecho los hombres, por eso se renuevan los discursos que hacen que las mujeres nos equivoquemos y nos confundamos sobre “qué es la vida humana” en el fondo.

Pero no nos engañemos, el consentimiento ya está dejando de ser importante, pues ya hay “expertos” que nos recuerdan que las mujeres en coma o muerte cerebral también servirían para gestar los bebés de unos padres que lo deseen mucho y que esa misma mujer no pueda “consentir”, no parece que sea un problema. Se llamará “donación gestacional de cuerpo entero”.

No tienen límites porque no nos consideran iguales, nos ven como les dijo Aristóteles que éramos, meras vasijas.

Declaración de Casablanca 2023 para la abolición de la maternidad subrogada

La Declaración de Casablanca para la abolición mundial de la maternidad subrogada, firmada por 100 expertos (juristas, médicos, psicólogos, filósofos, etc.) de 75 nacionalidades, fue hecha pública en Casablanca (Marruecos) el 3 de marzo de 2023.

Nosotros, firmantes de esta Declaración, Somos conscientes de lo siguiente:

‒del sufrimiento de las personas que no pueden concebir.

‒del atractivo de las tecnologías de reproducción.

‒de la problemática internacional de una protección eficaz de la dignidad humana.

Convencidos de que el contrato mediante el cual uno o varios mandantes acuerdan con una mujer que ésta geste uno o varios hijos con el fin de que sean entregados al nacer, independientemente del nombre y de las condiciones de dicho contrato, denominado a continuación maternidad subrogada:

‒viola la dignidad humana.

‒y contribuye a la mercantilización de las mujeres y los niños.

Solicitamos a los Estados la prohibición de la maternidad subrogada en todas sus modalidades y tipos, sea o no remunerada, y la aplicación de medidas para combatir dicha práctica.

Para ello, hacemos las siguientes recomendaciones a los Estados:

‒Prohibir la gestación subrogada en su territorio.

‒Negar todo valor jurídico a los contratos que lleven el compromiso de una mujer de gestar y dar a luz a un niño.

‒Sancionar a las personas físicas y jurídicas que actúen como intermediarios entre las madres de alquiler y los mandantes.

‒Perseguir judicialmente a las personas que recurren a la maternidad subrogada en su territorio.

‒Perseguir judicialmente a sus nacionales que recurren a la maternidad subrogada fuera de su territorio.

‒Actuar a favor de la aplicación de un instrumento jurídico que prohíba globalmente la maternidad subrogada.

Conclusiones

Un mundo donde prevalece por encima de todo el dinero y el deseo individual es un mundo abocado a la corrupción y la desigualdad.

La mercantilización de los anhelos gracias a la destrucción de la vida de las mujeres tiene que ser nuestra principal preocupación, desenmascaremos las antiguas y nuevas formas de opresión que sufrimos por el simple hecho de nacer mujeres.

Y , por último, ya sabes, “No compres, adopta”.■

Alicia Florido         
Militante feminista



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