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05 julio 2020

#JoséAntonioSola - El lobo

José Antonio Sola - Economista
Se oye hablar del lobo de diferente manera según su lejanía.

Se escuchan historias de que el lobo, allá y más lejos, mata al ganado. No pasa nada.

Se cuenta, por un testigo, que hace poco en su corral cercano…, un lobo…, y empieza la inquietud.

Y la sabiduría popular ha creado la frase “Ver las orejas al lobo…” para avisar de una cercanía que incita a actuar, a prevenirse.

Hemos visto sin pestañear ir a las empresas al concurso de acreedores de la forma como va el ganado al matadero. La única solución era el despiece y el fin de la genética empresarial unida a la experiencia de sus operarios. ¡Como si eso se pudiera improvisar! ¡Como si fuera fácil crear una empresa!

También convivimos con la mala imagen del empresario por serlo, con las dificultades para crecer debido a las obligaciones de todo tipo que supone, con justicia lenta, con normativa extensa y, a veces, confusa y difícil de aplicar con seguridad…

¿Se entenderá por fin, de una vez por todas, que la existencia de empresas competitivas, rentables y solventes es el origen de cualquier bienestar que podamos pretender?


Vivimos alegremente sin una banca verdaderamente industrial. Todo a corto plazo. Comisión a comisión.

Y de pronto vemos cosas nunca vistas. ¿Se estará moviendo algo? ¿Será permanente?

La AEAT permite aplazamientos sin aval de 30.000 euros. ¿Por qué no antes? Los aplazamientos salvan muchas situaciones en las que el aval pedido por la administración, no nos engañemos, es imposible.

El Banco de España permite a los bancos la refinanciación de deudas antes prohibida. Con fecha 11 de junio de 2.020 dice:

“El uso de la flexibilidad existente en el marco contable implica, entre otras consideraciones, evitar la utilización automática de aquellos indicadores e hipótesis que, si bien han resultado razonables hasta ahora, han mostrado no ser adecuados ni en el contexto del COVID-19 ni de cara al futuro”

Y añade:

“Mediante la modificación que introduce esta circular, las operaciones crediticias reestructuradas, refinanciadas o de refinanciación no tendrán que clasificarse forzosamente como riesgo normal en vigilancia especial cuando no corresponda su clasificación como riesgo dudoso”

“Flexibilidad”, no “forzosamente”… una nueva letra y música.

Hemos visto avales públicos en los préstamos empresariales. Es un hecho que quedará en la memoria.

Un grito desesperado suena ¡Por favor no cierre! Mantenga los trabajadores.

Se destinan 3.000 millones del Presupuesto a necesidades básicas.

Incluso en las facilidades administrativas cotidianas se ven cambios sorprendentes.

Acostumbrados a la normativa empresarial confusa, que acaba de rehén de la “multisubjetividad” hemos venido necesitado la consulta a la administración, llamando a teléfonos que nadie atendía y sonaban y sonaban…

Una forma clara de crear incertidumbre y de no facilitar la creación de riqueza.

Ahora de pronto se crean servicios en los que se consulta por email y ¡responden! Asombroso.

Hemos podido incluso renovar certificados de forma no presencial cuando antes debíamos acudir a una oficina con la pérdida de su jornada de trabajo de un empleado productivo.

Lo que era imposible antes se vuelve posible ahora. ¿Son indicios de un cambio de actitud?

¿Y la conciencia general clara de que se debe facilitar siempre la actividad económica?

¿Se creará? ¿Sera permanente?

¿Se crearán los medios jurídicos que hagan que los concursos de acreedores sirvan para salvar las empresas con gestores técnicos profesionales adecuados y no con bufetes incapaces de gestionar una industria o un comercio?

¿Se simplificará la maraña legal de todo tipo, nacional, autonómica y local que impide el desarrollo?

¿Se invertirá en justicia para agilizar los problemas empresariales?

¿Se mejorará esa “mejor sanidad”, que también favorece el desarrollo?

¿Se entenderá por fin, de una vez por todas, que la existencia de empresas competitivas, rentables y solventes es el origen de cualquier bienestar que podamos pretender?

Cualquier bien social al que podamos aspirar deberá tener detrás una estructura financiera. Lo que no se puede financiar simplemente no existe.

Vemos detalles de que se avanza, esperemos a ver si se mantienen, crecen y duran…


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